Zaragoza y toda su área metropolitana, además de la ciudad de Huesca, están desde hoy en la fase 2 flexibilizada. Un retroceso provocado por el incremento de casos que tendrá sus consecuencias, «ninguna buena». Así de claro se ha mostrado el alcalde de la capital aragonesa, Jorge Azcón, que no tomará decisiones hasta que el Gobierno de Aragón publique el decreto con las restricciones.

«Volver a la fase 2 no es una buena noticia porque tiene consecuencias negativas», ha declarado el primer edil en referencia, principalmente, al sector de la hostelería, hotelero y el turismo. Sin embargo, y a la espera de decidir qué hacen, por ejemplo, con el transporte público, en Zaragoza los aforos ya estaban limitados a los que ahora exigirá la DGA, entre el 50% y el 75%, por lo que en este sentido los zaragozanos no sufrirán muchos cambios.

El alcalde de Huesca, Luis Felipe, se ha limitado a decir que «la nueva situación obliga a estar más atentos en el comportamiento y responsabilidad individual», y rechazado hacer más valoraciones sobre los efectos de la fase 2 a nivel económico, turístico y social en la capital oscense.

Además de Huesca y Zaragoza, otros 20 municipios de la Comarca Central también retroceden a la fase 2 «flexibilizada». Se trata de Alfajarín, Botorrita, El Burgo de Ebro, Cadrete, Cuarte de Huerva, Fuentes de Ebro, Jaulín, María de Huerva, Mediana de Aragón, Mozota, Nuez de Ebro, Osera de Ebro, Pastriz, La Puebla de Alfindén, San Mateo de Gállego, Utebo, Villafranca de Ebro, Villamayor de Gállego, Villanueva de Gállego y Zuera.

En Utebo, su alcaldesa, la socialista Gema Gutiérrez, ha afirmado que el retroceso le parece una decisión «acertada», y asegurado que «era la crónica de una muerte anunciada». Según Gutiérrez, «los alcaldes compartíamos la preocupación por el cumplimiento de las medidas entre los jóvenes y la relajación en los momentos de ocio, aunque por la calles e las medidas». En Utebo lo que preocupa ahora es si podrán mantener la programación cultural prevista para las fiestas de Santa Ana.

El alcalde de Cuarte de Huerva, Jesús Pérez (PAR), asegura que la población «ha cumplido, en general, con todas las medidas», y solo ha habido «algún problemilla con los jóvenes, que se solucionó en cuanto se personó la Guardia_Civil». Pérez recuerda que, dentro de las políticas municipales, se solicitará a todos los niños de la ludoteca que acudan al programa «con mascarilla». «Cuando conozcamos la letra pequeña de la orden, decretaremos el cierre del ocio nocturno e informaremos de los cambios de aforo en hostelería», ha manifestado.

En la vecina María de Huerva, su primer edil, Tomás Díaz (IU), también ha inidicado que «se había detectado una cierta relajación en momentos de ocio», y por eso aseguró que el retroceso de fase es bienvenido ya que «o atajamos la situación ahora, o el problema será más grave». Además, Díaz tiene prevista una reunión con el jefe de Policía: «Vamos a ser inflexibles y al que no lleve la mascarilla, 100 euros de multa». También la localidad canceló sus fiestas.

En las comarcas orientales respiran con algo de alivio, ya que se flexibiliza la situación en la que permanecían desde el 21 de junio. El presidente de la comarca del Bajo Cinca, Marco Ibarz, celebra este «pasito para adelante», algo «justo» porque «se han hecho bien las cosas y la gente se merece esta pequeña alegría».