Aparcado el ascenso directo, que siempre fue una ilusión, nunca un objetivo para este año, el Real Zaragoza puso en marcha el primer proyecto de Lalo Arantegui en la concepción de la idea y de Natxo González en la ejecución con una estación de destino: el playoff. Para llegar hasta esa meta, que al paso por la jornada 26ª se mira en la lejanía, el entrenador se trazó una hoja de ruta: 30 puntos en la primera vuelta, para encerar una plantilla joven y totalmente nueva, y 36 en la segunda, para recoger los frutos del trabajo anterior. 66 en total, en apariencia garantía suficiente para jugar las eliminatorias por el ascenso al calor de junio.

Los planes de Natxo González se quebraron en una primera vuelta muy deprimente, especialmente en La Romareda. El Real Zaragoza sumó 24 puntos, terminó ese round en el puesto 17º, solo tres puntos por encima de la zona de descenso y a diez ya del playoff. Salvo milagrosa resurrección, todo indica que en esa primera parte del campeonato será donde el equipo haya estropeado aquel objetivo inicial.

En la rueda de prensa del viernes, Natxo defendió con buen criterio la mejoría, suave en juego y cierta en resultados, experimentada por el Real Zaragoza en este 2018, fundamentalmente en casa. En la actual segunda vuelta, para la que el técnico previó 36 puntos, el bagaje es de siete de doce posibles, con dos victorias en el estadio municipal y dos malos partidos fuera, horroroso el de Alcorcón pero con un punto de premio y pésimo en defensa el de Granada. El equipo cabalga, por tanto, a ritmo de 36,75 puntos en la segunda vuelta y, de mantener esta constancia, que está por ver, cumpliría con lo programado. Esa progresión es la que hay que confirmar ante el Lugo con la meta primordial de huir del peligro de descenso que, a día de hoy, a diferencia de lo que se imaginó en agosto, es el objetivo inmediato del Zaragoza.