Hubo una señal premonitoria el día que marcó el primer gol que nadie captó. Leo Messi anunció aquel 1 de mayo del 2005 que iba a protagonizar una carrera extraordinaria, sin par. Salió a jugar los tres últimos minutos contra el Albacete en lugar de Etoo, firmante de la momentánea victoria del Barça, para que el camerunés se llevara una ovación en puertas de la inminente conquista del título de Liga.

Eran tres los minutos de la basura que Messi exprimió convirtiéndolos en el trampolín hacia la eternidad. Aquel niño de 17 años, 10 meses y 7 días de edad ya era un genio. Marcó un gol y el árbitro se lo anuló por un fuera de juego muy dudoso que el jefe del VAR hoy validaría si hubiera tenido entonces el invento en sus manos. Era Velasco Carballo, el impulsor de la tecnología.

Messi se enfadó, y con el tiempo se han conocido las consecuencias de sus enfados. Marcó otro. Igual. También después de un pase de Ronaldinho, también por encima del portero, Raúl Valbuena, a quien le suena el teléfono en cada efeméride de Messi. En el historial de Valbuena consta que encajó el primer gol de Fernando Torres. El meta se llevó el balón del Camp Nou.

El único que falta en el museo de Messi. Leo no tiene la pelota del tanto inicial. Tiene 43 distintas que corresponden a las veces que ha marcado tres o más goles en un partido. Y esa primera vez de un triplete es otro ejemplo fabuloso, ilustrativo de un futbolista único: se lo endosó al Real Madrid. En cambio, reluce el oro refulgente en Castelldefels de los cinco trofeos Pichichi y las cinco Botas de Oro que tiene.

A golpe de goles se ha plantado hasta la redonda cifra de 400 en la Liga, puramente provisional, efímera. En el horizonte aparece otro número imponente: el 600 en todas las competiciones con el Barça. Le faltan 25, que empezarán a descontarse este jueves si Ernesto Valverde le alinea en la Copa frente al Levante. El astro argentino acumula 23 tantos hasta la fecha y lleva diez años superando los 40 por temporada.

El Barça tiene que remontar el 2-1 de la pasada semana. Messi suele jugar a partir de los octavos de final, el estadio en el que se encuentra ahora la competición que los azulgranas han conquistado los últimos cuatro años.

Los descansos de anteriores temporadas en algunas eliminatorias han retrasado su ascenso hasta el podio goleador que lidera Telmo Zarra con 81 goles. Messi suma 48, pero es el único extraño en una clasificación de viejas glorias del siglo pasado como Pepe Samitier (69 goles) y Guillemo Gorostiza (68). Si anota uno, empatará con Ferenc Puskas y Ladislao Kubala.