El Maratón Ciudad de Zaragoza es la carrera preferida de Alicia Pérez. La atleta nacida en Albalate del Arzobispo la ha ganado en las tres últimas ediciones. Cuando la prueba se suspendió hace un mes por la crecida del Ebro la turolense no lo dudó y le siguió siendo fiel a la competición organizada por el Running Zaragoza. Sin embargo, la estrella masculina, el jacetano Alberto Puyuelo, declinó acudir a su primer prueba de 42 kilómetros largos.

Pérez demostró su potencial. En un maratón solitario la nueva pupila de José Luis Mareca fue la primera de principio a final. Luchando con la soledad y contra el viento terminó en un magnífico crono de 2.48.42 y se colocó la octava de la carrera contando a los hombres. «No he tenido ningún momento malo a lo largo del día. Me he quedado sola a partir del kilómetro 30 y me lo he tomado como preparación», indicaba.

Pérez es una máquina. En diciembre se llevó la medalla de bronce en el Nacional de maratón disputado en Sevilla y hace pocos días compitió en Madrid, donde fue la quinta. «Ahora el objetivo son los 50 kilómetros en los Nacionales que se celebran en Cantabria y después el maratón de Valencia en diciembre».

Pérez fue la cara más conocida de la carrera de los atletas desconocidos. En hombres se dio un soberano paseo el keniano Philip Kiplagat. Pero a nadie le sonaba su cara cuando corría como una bala por las calles de Zaragoza. El africano fue siempre en cabeza a un buen ritmo de 3.22. Y llegó en solitario a la plaza del Pilar con 3.22.13. Muy lejos acabó el segundo, el marroquí Mohamed Koula con 2.31.11, mientras que el tercer cajón del podio fue para Juan Carlos Herrero, en 2.32.48.

Fue la edición más pobre en cantidad y calidad de todas las disputadas. Pero la organización salvó los muebles y evitó la desaparición de la carrera. Después de la suspensión por la crecida del Ebro se descolgaron muchos de participantes. Estaban inscritos 1.300 corredores y ayer llegaron a la meta 599 de los que 46 eran mujeres. Todos ellos fueron héroes. Lucharon en soledad con un fuerte viento que se acentuó en los últimos kilómetros, cuando la carrera afrontaba los cruces de los puentes y cuando podía aparecer el hombre del mazo.

Fue una carrera sin pelotones. Lo más habitual eran atletas en solitario, aunque los pequeños grupos se apiñaban con la ayuda de las liebres. Una de ellas era el binefarense Chico de la Fuente, que llevó el ritmo de los que querían acabar en tres horas. «No era un día fácil por el viento y el circuito tenía un sube y baja», explicaba el veterano oscense.

Al principio el grupo era de medio centenar. «Pero en el kilómetro 30 las fuerzas flaquean. Conmigo han llegado una docena porque tres horas es un objetivo ambicioso». De la Fuente ha corrido 14 maratones y tiene 2.26. «En carrera intentaba llevar el ritmo más uniforme posible. No hacer cambios de ritmo. No me gusta distraer a la gente, porque va muy concentrada y en los avituallamientos les decía que bebieran», explicaba el atleta del Running Zaragoza, de 47 años.

Para animar el sufrimiento de los atletas la organización colocó tres grupos de animación. Uno en el Paseo de Colón y los otros dos en la calle María de Aragón y el puente de Hierro en su margen izquierda. Aquí estaban las entusiastas chicas del grupo de gimnasia del Flip Flap. «Llevamos nueve años animando en el maratón. Quedamos aquí a las ocho de la mañana y montamos los globos y la animación. Hemos venido una veintena y las niñas van con aplaudidores y este año ha venido un chico. Se llama Álex», afirmaba la entrenadora Patricia Frías.

Otra cara conocida fue la de Estela San Pedro, que acabó la segunda con 3.18.47. «No llevo la cuenta de los maratones que corrido. He ido siempre segunda. Me he quedado sola en el Parque Grande. El puente del Tercer Cinturón se me ha hecho eterno». Tras San Pedro llegó Delia Ramos con 3.22.24.

Entre los corredores populares estaba el exjugador de balonmano Amadeo Sorli. Quería terminar en 3.15 e hizo un tiempo de 3.20.29. El zaragozano llegó destrozado a meta. «Para ser mi primer maratón estoy contento de poder acabar. He ido con la liebre hasta el kilómetro 30 y han empezado a aflojar las piernas. Entre globo y globo la gente estaba muy esparcida. Pero he tirado de corazón y la familia me ha ayudado en los sitios estratégicos». El maratón es un sufrimiento distinto al del balonmano. «Hay momentos en soledad y hay que sacar fuerzas de donde no las hay para acabar el reto. Todos los que han entrenado han sufrido en la carrera. Llegan, están con sus chavales y eso es lo más bonito». También corrió Javier Paredes, exfutbolista del Zaragoza, que acabó en 3.39.00.

Otros participantes no eran tan famosos como Sorli. La oscense Olga Pérez tiene 47 años, es carnicera y debutaba. «He tenido unas sensaciones muy buenas y lo peor lo he pasado del kilómetro 30 al 33. Quería llegar y terminar en 3.30. He acabado en 3.32. Me ha animado toda mi familia y amigas de entrenamiento. Lo mejor es que me he dado que tengo fuerzas para hacerlo».

La matinal se amenizó en la plaza del Pilar con los 10K. Corrieron 1.600 atletas. En chicos ganó el mañokeniano Jesús Olmos, que fue tan solo como Kiplagat y ganó con 31.27 a Carlos Vázquez. En mujeres la alcañizana Laura Clavería venció con 38.36 a Eva Morraja, que hizo 39.24.