Como el Cid, Javier Moracho sigue ganando batallas tras haberse retirado hace 14 años. Hace unos pocos días le devolvieron su plusmarca nacional de los 110 vallas, que con 13.42 tiene 17 años y es la más antigua. El registro de Felipe Vivancos no le valió por un problemas en la foto finish. "Soy consciente que un día u otro ese crono tiene que caer y no es nada bueno que siga vigente", confiesa.

Moracho pasó su primera etapa como atleta en el Centro Atlético Monzón. A la Residencia Blume de Barcelona emigró con 16 años y lo empezó a preparar Jaime Enciso. Con el club aragonés disputó los Juegos de Moscú (donde fue séptimo). Después completó su deslumbrante historial con los Juegos de Los Angeles y Seúl.

El oscense recuerda muchos chascarrillos en Moscú. "El edificio que estaba enfrente del nuestro era el de las mujeres y dentro de la Villa Olímpica se agotaron los catalejos para mirar a las chicas", recuerda el montisonense. "En la final terminé séptimo. Fui entre los tres primeros hasta la mitad, pero tenía 22 años, era muy jovencito y con los nervios me desequilibré en las últimas vallas", explica.

En Los Angeles no entró en la final por un pelo. "No me metí por una centésima". En Seúl no pasó la primera ronda. "Me tocó una serie muy dura con Caristán y Kingdon. Pero no estaba motivado y pensaba ya más en mi vida profesional". Moracho se retiró el año 90 "siendo el capitán de la selección y estando en buena forma".

Con Javier Gazol, Monzón ya ha dado ocho olímpicos. "Ya había perdido la cuenta. Esto no se da en ninguna otra población de España", afirma Moracho.

Conchita Martínez

Moracho destaca la trayectoria de su paisana Conchita Martínez. "Es la única española que ganó Wimbledon, la catedral del tenis. Con 32 años se sigue manteniendo entre las 20 mejores del mundo". Para el altoaragonés "si alguien se merecía ser abanderado, esa es Conchita, más que Arancha. La avenida más grande de Monzón debería llevar su nombre", apunta.

En Monzón todo el mundo hace deporte. "Es un ejemplo espectacular. Eso se debe a muchas personas anónimas", explica.

En Sahún, en el corazón del valle de Benasque, tiene su retiro espiritual. "Una de mis ilusiones era tener una casa en el Pirineo cuando me retirara del atletismo y la construí hace 14 años". Moracho acude allí siempre que el trabajo se lo permite. "Comentaré para Eurosport mis terceros Juegos. Además, soy el director de relaciones públicas de la Vuelta en Unipublic", afirma el altoaragonés.

Tras retirarse del atletismo, Moracho decidió "no saltar una valla más. Ahora hago footing para poder seguir comiendo y que no me suba el colesterol. Los viajes gastronómicos son una de mis mayores aficiones. Pero sobre todo estoy volcado con la bicicleta de carretera", apunta.

Lo de Moracho con la bici es una pasión. Está orgulloso de su mejora en el tiempo de la última edición de la Quebrantahuesos. "Hice seis horas y 26 minutos, mejoré 15 minutos y fui el séptimo de mi categoría. Pero lo mejor es el pique personal entre los amigos. Terminé el primero del grupo. La semana siguiente montamos una comida", explica.

No es muy optimista con las posibilidades del atletismo español en Atenas. "Desde Barcelona hemos ido bajando el nivel con referencia a las medallas", indica el plusmarquista nacional. En cuanto a Eliseo Martín dice que "es un hombre de un gran rendimiento en los seis últimos años. Hay que confiar en él, porque es el mejor obstaculista español".

En su casa, sus dos hijas, Nadia y Ana, y Araceli, su mujer, hacen deporte. Pero destaca, sobre todo, Ana. "Es la subcampeona de España de las vallas altas. Es muy competitiva y le gusta la adrenalina de la competición", concluye.