En un medio de un tiroteo, lo habrán visto en un mil películas, si sacas un pelo del agujero estás perdido. Al valiente Huesca de Pacheta lo derribaron de mala manera. El fino ojo del sniper Celta le cazó en mitad de su carrera hacia la salvación, esa que se ve frenada pero no terminada, porque ahora esta a cuatro puntos de la libertad... ¡Y viene el Barça! No debería ser mucho mal para un Huesca que sigue entonado, bravo, marcando, renacido... y abatido por un Iago Aspas que sin marcar hizo marcar a otros. Galicia calidade.

Alguien apretó el play de la locura de la ida a vuelta, donde parecía mejor ir por detrás que por delante. Casi como un revival del duelo de hace dos temporadas (3-3). A lo loco se vive mejor. A lo loco y sin centro del campo. De área a área y tiro porque me toca. Y te remonto porque yo lo valgo. Muy entretenido para todos menos para los entrenadores con esquemas simétricos de inicio: Ambos apretaron arriba y tiraron de piernas y sus hombres más acertados para hacer peligro.

En esas tenía el Huesca encerrado al Celta cuando se liberó la Bestia. La salida a la contra fue perpetrada por él, quién si no, por Iago Aspas. Una galopada por derecha que frenó con un amago a Insua para crear el segundo necesario para elevar la cabeza, ver el espacio cedido por el balance, habilitar con una diagonal a Nolito y este a Santi Mina (0-1, min. 5).

Este gol tempranero hubiera supuesto antes una depresión deportiva de las de no levantarse de la cama en todo el partido. Pero este Huesca tiene detrás a un psicólogo bueno y no le van los remilgos. Con el fresco recuerdo de lo ocurrido ante el Granada, tocó estampida. En quince minutos, como contra los andaluces, zurció un remiendo con cinco aproximaciones y cuatro para su delantero. La primera fue fuera tras un pase de su escudero Escriche; la segunda, un cabezazo desviado; la tercera impactó en Murillo tras un rechace a córner; y la cuarta sería la buena, pero la contamos luego.

Pim, pam, pum

Porque la primera igualada fue de Siovas. Lo que iba a ser una estrategia en córner terminó en otra suerte. Ferreiro cuelga desviado por Mallo lo que lleva la pelota a la otra banda y descoloca las marcas, Maffeo vuelve a ponerla en el área con la misma templanza que el central griego, solísimo, peina sin gomina (1-1).

Estos dos últimos párrafos de texto se vivieron en ocho minutos de arreón de corazón. Y faltaba uno más. Esa cuarta de Mir. Aunque bien su autoría podría ser de Pacheta, por lo que ha hecho con el ánimo de este grupo, y de Mikel Rico, o, concretando, de su empeine izquierdo. Con esa parte de su anatomía orientó un pase en volea que dejó en carrera con Murillo a Rafa Mir. Un sprint de medio campo en el que el murciano tomó la suficiente ventaja para acomodarse su disparo a la derecha y batir a Rubén (2-1). Ocho minutos, cinco remates y remontada lograda. O eso parecía.

El problema es que faltaba la vida. Y que el Celta tiene más peligro que Espinete en una tienda de globos. Y pese a que el Huesca quiso matar el ritmo, no hirió la calidad de un Celta que solo había ganado un partido fuera de casa.

El jaleo se reanudó cuando Brais trazó un desmarque que vio Denis Suárez y también Álvaro. La buena intervención del portero no se repitió con el rechace que Nolito entumeció la confianza local con un empate (2-2) demasiado barato por los méritos gallegos.

Antes del descanso solo hubo un acercamiento más de Mir y la lesión de Rubén, portero visitante que tuvo que ser sustituido. Después del intermedio es cuando se agudizó el lío, el tiroteo. Avisó Brais robando pillo un balón que desvió al fatídico córner la manopla de Álvaro. En este vendría el aguijonazo. Porque Hugo Mallo, fuera del área chica, se quedó sin marcaje y pudo conectar con su frente un remate cruzado y bombeado al lateral de la malla donde no alcanzaba nadie. Con poco el Celta hacía demasiado (2-3).

Corneta

Otra vez con el marcador desfavorable el Huesca tuvo que despertar, tocar área, sin el ímpetu de la primera reacción y con un Celta más precavido, que hasta sacó un tercer central. Y justo entonces, en ese movimiento amarrategui, se avivó la intercambio de fuego. Un centro de Galán desviado otra vez por Mallo dejó a Ferreiro solo para empalar otro empate (3-3). La tercera remontada del partido. No la última.

Porque ahí estaba Aspas. Es verdad que avisó Mina y Solari la tiró al palo, pero fue el Príncipe de las Bateas quien vio aparecer al fusilero Fran Beltrán, que ejecutaba un trallazo y ponía de nuevo la cuesta arriba para el Huesca (3-4).

El cambio de sistema, la corneta, todo y todos arriba, la doble oportunidad final que despejó Murillo en la línea, no evitó que el Huesca terminara abatido. A cuatro de la vida. Pero vivo.

SD Huesca: Álvaro Fernández: Maffeo, Pulido, Siovas, Insua (Sergio Gómez, min. 80), Javi Galán (Real, min. 89); Seoane (Okazaki, min. 89), Mikel Rico (Doumbia, min. 80), Ferreiro; Escriche (Ontiveros, min. 78) y Rafa Mir.

Celta de Vigo: Rubén (Villar, min. 45), Hugo Mallo, Aidoo, Murillo, Aarón Martín; Beltrán, Brais Méndez (Araujo, min. 73), Denis Suárez, Nolito (Ferreyra, min. 78), Iago Aspas y Santi Mina (Solari, min. 78).

Goles: 0-1, min. 5, Santi Mina. 1-1, min. 13, Siovas. 2-1, min. 16, Rafa Mir. 2-2, min. 36, Nolito. 2-3, min. 51, Mallo. 3-3, min. 74, Ferreiro. 3-4, min. 76, Fran Beltrán.

Árbitro: Munuera Montero (comité andaluz). Amarillas a los visitantes Mallo y Ferreyra.