Todos los amantes de la escalada de grandes paredes en Aragón conocen al dedillo los Mallos de Riglos, Ordesa y Morata. Pero los abismos de Montrebei, situados en el macizo del Mongay, en la frontera entre Aragón y Cataluña, son unos perfectos desconocidos. "Lo tenemos muy cerca y tiene vías largas y muy verticales. Pero van pocos, puesto que las rutas son muy exigentes", explica Eduardo Alonso, uno de los mejores especialistas de grandes paredes de Aragón.

Del embalse de Canelles emergen con fuerza los dos farallones de más de 400 metros. A un lado se alza la pared de Aragón y al otro la de Cataluña. En Montrebei se combina la escalada libre con la artificial. "Es una pared de hasta 500 metros de longitud, no cuenta con repisas de descanso y su caliza no es del todo buena. Debes meter tus propios seguros en una escalada muy comprometida", indica Alonso.

Otra de las características es que "está sin equipar. Los alpinistas lo quieren conservar puro". A Montrebei hay que ir "rodado. No se puede ir con un nivel medio y es importante acudir con gente que haya estado y conozca los accesos", explica Alonso.

El acceso

El acceso al pie de las paredes es difícil. "Al no ir mucha gente, los caminos son escasos y te tienes que pelear con los matojos". Por otro lado, algunas vías comienzan directamente en el agua y se arranca desde una barca. "Eso pasa en la pared de Aragón".

En verano hace un calor axfisiante y en invierno mucho frío. "La mejor época es primavera y otoño". Como curiosidad, "la pared aragonesa es propiedad privada y no se debería escalar".

Para escalar la pared catalana se suele acceder por una pista desde Ager. También se llega por Puente de Montaña. "Para la pared aragonesa se entra también por Puente de Montaña y se cruza el río con una barca o se va por Tolva, se hace una pista infernal y se andan dos horas hasta la pared".

La pared de Aragón es "más salvaje y menos amplia. Tiene menos vías que la catalana y es muy desplomada, con unos techos muy pronunciados. La roca de Aragón es bastante mala", dice.

La pared catalana es muy vertical y su fachada es muy extensa. "Tiene muchísimas vías. Es un terreno de aventura fabuloso", dice.

La escalada en Montrebei "da miedo y, a veces, la gente se da la vuelta al no ver un largo claro. Es frecuente perderse en plena ruta". Al estar los senderos poco claros, "a veces no se encuentra el pie de la vía". Cuando se pasan varios días, es importante "saber calcular cuanta agua hay que llevar. Es necesario mentalizarse que se va a pasar mucho calor en una pared que le pega constantemente el sol", apunta Alonso.

En la pared de Aragón, Alonso recomienda la vía Cade . "Es la primera que se abrió y se hace casi toda en libre. Es de 500 metros". Para la catalana, una ruta de artificial es "la Olmo-Picazo. Tiene dificultades de hasta A3+. Es muy aérea y espectacular". Entre las rutas de mayor compromiso está la Incontinencia de Inconsistencia. "Tiene largos de A5 de artificial. Está en Cataluña", afirma.