Ni en viernes, ni en lunes. Ni al mediodía, ni con noche cerrada. Ni a bajo cero, ni con niebla, ni con lluvia. Ni en la derrota, ni en la victoria. Ni siquiera siendo colista desde ni se sabe. Ninguna circunstancia adversa está frenando la fidelidad y euforia de la afición del Huesca en una temporada histórica para el club, la ciudad y la provincia. La grada azulgrana está cumpliendo con creces con su cometido de apoyar a sus jugadores en las buenas y en las malas. Más allá de los resultados, de los triunfos con cuentagotas que han caído por El Alcoraz, la hinchada se está comportando a la altura de la hazaña, con categoría de Primera: es la cuarta más copiosa de LaLiga, contando como referencia el porcentaje de asistencia en relación al aforo de su estadio.

Según los datos ofrecidos por la organización jornada a jornada, el Huesca ha registrado una entrada media de 6.655 espectadores en los doce partidos que ha disputado en su feudo, el segunda peor en capacidad. No obstante, esto supone que se ha ocupado el 85’3% de las 7.800 butacas con las que cuenta el remozado Alcoraz. Únicamente los seguidores del Leganés (87’5%), el Alavés (87’3%) y el Atlético (85’7%) superan a los debutantes a estas alturas. Por contra, el siguiente adversario del conjunto de Francisco, el Espanyol, es al que más le cuesta llenar su estadio (únicamente el 47’3% en Cornellá).

La fidelidad de los aficionados del Huesca no admite dudas. No han dejado a la deriva a sus jugadores pese a la ausencia de victorias en casa (Betis y Valladolid). En todos los encuentros locales se ha superado la barrera de los 6.000 presentes, límite en la que se cifra el número de abonados de esta campaña. Este hecho, tener mayor media de aforo que socios solo ocurre en otros seis clubes de LaLiga.

Con los grandes

En la visita de los grandes como el Real Madrid (7.341) y el Atlético (7.107) se ha rozado el lleno, récord que podría superarse con la recepción al Barcelona, previsiblemente, el 14 de abril. Por contra, la goleada frente al Valladolid (4-0), que se disputó en un gélido viernes, albergó la peor de las entradas de lo que llevamos de curso con 6.052, número muy mejorado en el último duelo, en otro día inusual, en lunes, ante el Athletic (6.742). En ambos el club promovió una quedada festiva, con música, comida, bebida y fuegos artificiales.

La dimensión de esta afluencia se agranda en los índices de población de Huesca (52.812 habitantes censados en 2018) y su provincia (219.092). Se podría decir que cada día de partido uno de cada ocho oscenses calienta su garganta para animar sin reblar a sus colores, una auténtica barbaridad incomparable con cualquier otro inquilino de esta categoría. Únicamente el Villarreal (23.500 habitantes y una media de 16.557 aficionados en La Cerámica) y el Eibar (27.380 habitantes y 5.095 en Ipurua) se acercan en tamaño a Huesca, aunque tanto en el entorno de Castellón (579.245) como en Guipuzcoa (717.832) vive mucha más gente.

Si comparamos con el porcentaje de asistencia tanto el submarino amarillo (70’5% en un estadio con capacidad para 16.557 espectadores) como los armeros (71’9% de 5.095 asientos) pierden por goleada con el Huesca. En realidad, solo en seis de las localidades que albergan equipos de LaLiga tienen una población menor que la que acumula la provincia altoaragonesa, estando algunas de ellas en el entorno de Madrid (Getafe y Leganés). El Alcoraz es el recinto deportivo más pequeño de la categoría, superando solo a Ipurua.

Los desplazamientos

Además, el Huesca no es uno de los rivales más atractivos para el fanático del fútbol de Primera, algo que no debe sorprender de un debutante que camina por el alambre del último puesto. En los doce desplazamientos, en todos, los anfitriones registraron una entrada peor a la media de este curso, siendo el Nou Camp (71.057 espectadores) y el Wanda Metropolitano (47.109) las mayores hinchadas a las que se ha enfrentado el Huesca, por los pobres registros acumulados en Eibar (4.209) y Leganés (9.670).

Otro valor que subraya el interés que ha despertado LaLiga entre los oscenses reside en los datos sobre los desplazados para vivir los duelos como visitante del cuadro azulgrana. Numerosas han sido las expediciones de aficionados del Huesca que cada fin de semana, sea cerca o lejos de las fronteras aragonesas, llenan autobuses y trenes para acompañar a sus jugadores. Sin cifras oficiales, alrededor de 500 fieles siguieron al equipo al Nou Camp, Wanda Metropolitano, Mendizorroza, San Mamés, Eibar o Mestalla, resaltando los 150 que se cruzaron la península (900 kilómetros) para vivir el choque en el Pizjuán o los más de 300 que fueron a Montilivi. La creación de nueve peñas en el último año termina por subrayar el valor que la SD Huesca ha adquirido en el corazón de todos los oscenses.