Agapito Iglesias puso en venta en marzo su paquete accionarial en el Real Zaragoza (92%), pero con poca o nula disposición para venderlo, a pesar del clamor popular unánime contra una gestión llena de irregularidades y que ha llevado al Zaragoza a una situación crítica, a su peor momento en 80 años de historia. Todo eso no se lo perdona el zaragocismo y el soriano lo sabe. Sin embargo, la permanencia en Primera División, la salida del concurso de acreedores y la continuidad de Manolo Jiménez le hacen sentirse fuerte, aunque asume que va a tener que alejarse. Y lo va a hacer como mínimo físicamente, porque va a trasladarse a vivir a Madrid y porque ha recuperado la idea de nombrar a una persona de su confianza para que lleve el club, un consejero delegado o un director general con amplias atribuciones. Además, Agapito se ha comprometido con Jiménez a apartarse de la gestión deportiva de la entidad, de la planificación de la plantilla, una condición imprescindible para que el técnico andaluz renueve.

A Agapito ya se le ha visto muy poco por las oficinas de la entidad en esta temporada. Poquísimo. La mayor parte del tiempo ya vive en Madrid, donde está llevando sus negocios, y ahora la capital de España va a ser su residencia fija. En esta temporada, el soriano ha dejado de ir al palco de La Romareda y solo se le ha visto en los desplazamientos. Si, como tiene en mente, nombrara a alguien de su confianza, a un escudo, como lo fue en su día Salvador Arenere, o antes Eduardo Bandrés, Agapito se alejaría mucho más realmente del día a día. Eso es lo que ha prometido en el club, a sus hombres más próximos, y al propio Jiménez.

Antes de terminar la temporada, el máximo accionista anunció en El Larguero su intención de llevar a cabo cambios estructurales en el club. "Lo importante es que el Zaragoza tenga la estructura que merece. La manera de gestionar el club va a cambiar, con profesionales distintos para hacer las cosas de otra forma", dijo. El anuncio no es muy diferente al que ha hecho otros años. Se diría que es igual y la intención es escenificarlo en una rueda de prensa que tendría lugar en breve. Sin embargo, Agapito está más acorralado que nunca, sabe que el zaragocismo no le va a conceder ni el más mínimo crédito y parece que ha entendido que debe alejarse, como mínimo en lo físico. Habrá que ver si su personalidad le deja hacerlo de forma real en el día a día de la entidad.

En esa forma de gestionar distinta que anunció tendrían cabida tanto su lejanía como la llegada de un ejecutivo, además de nuevos miembros para un consejo que ahora solo integran Francisco Checa, Agapito y Javier Porquera, este último desde México, donde reside. De hecho, la salida de Porquera sigue siendo un hecho que llegará con el tiempo. El consejero delegado (o director general) sería la cabeza visible del club, en su organización como entidad, y Manolo Jiménez constituiría el hombre fuerte en el apartado deportivo, aunque ayudado por el director deportivo, Antonio Prieto, y por la comisión que se va a nombrar.