Tanta necesidad tenía ayer el Real Zaragoza de ganar en el estadio de Mendizorroza que sus jugadores lo confundieron con conformismo y en la recta final del partido se dejaron empatar (2-2) por un Alavés que ya se dedicaba a colgar balones sobre el área de Leo Franco a la desesperada para evitar la derrota. También influyó considerablemente el hundimiento físico de varios de sus futbolistas en la segunda parte y algunos detalles defensivos que deben ser más trabajados por Víctor Muñoz. Antes, el Zaragoza, con momentos de buen fútbol incluso, había sido capaz de remontar un gol en contra, pero, tras marcar Paco Montañés el 1-2 (minuto 57), dio un paso atrás y al final no pudo conseguir la victoria que tanto necesitaba para alejarse de los puestos de descenso. Ahora se mantiene a dos puntos de la zona de peligro.

Las cosas, como ya ha sucedido en muchos encuentros de este curso, empezaron mal para el Real Zaragoza. Cuando solo se llevaban cinco minutos de partido, Borja Viguera adelantó a los locales de falta directa aprovechando un error de Leo Franco, que dio un paso hacia el lado de la barrera y luego no pudo rectificar cuando el balón fue lanzado por su palo. El Zaragoza anduvo unos momentos a la deriva e incluso se vio desbordado defensivamente por el rival tras encajar el primer gol local, pero superado el primer cuarto de hora del encuentro comenzó a dar ya muestras de mejoría.

Entonces empezaron a aparecer principalmente Luis García, Javi Álamo y Roger en ataque. Montañés tardaría un poco más. Pero además también lo hicieron José Javier Barkero y Sergio Cidoncha, que ayer formaron un novedoso pivote en la zona medular. Paglialunga fue suplente y Víctor Muñoz prefirió dar incluso entrada a Carlos Javier, centrocampista del filial, que debutó con el primer equipo en Mendizorroza, cuando Barkero decidió pedir el cambio por cansancio (m. 77). El jugador vasco y Cidoncha hicieron un buen trabajo en la parcela ancha.

El Zaragoza puso en su reacción actitud e intensidad en el juego, como ya había hecho en el primer periodo ante el Deportivo en el estreno en el banquillo de Víctor, pero también consiguió hacerse con el control del partido a base de realizar un mejor fútbol que frente a los gallegos. Por eso las ocasiones de marcar no tardaron en llegar. Para entonces, el Alavés había dejado de merodear por el área zaragocista y Álvaro y Víctor Laguardia ya eran capaces de sujetar a Borja Viguera. El fútbol directo de los vascos ya no era un problema para el cuadro aragonés.

GOL DE LISTO

El equipo de Víctor Muñoz, no obstante, parecía más fiable en ataque que en defensa, donde sigue habiendo lagunas, y pronto dio muestras de ello. Luis García no llegó por poco a un centro de Roger cuando tenía todo a su favor para marcar y luego, en otra acción entre estos dos jugadores, llegaría el empate del Real Zaragoza. Luis García aprovechó un despiste de la defensa del Alavés, dormida totalmente, para botar con rapidez una falta sobre el área y Roger batió con la puntera a Goitia desde cerca. Ambos se hicieron un gesto de complicidad como si fuera una jugada que ya tenían ensayada de antemano. Era todavía el minuto 26 y quedaba un mundo por delante para que el Zaragoza pudiera buscar la victoria en un partido que había comenzado torcido por el tempranero tanto de Borja Viguera.

El Real Zaragoza tenía el encuentro controlado. De hecho, Paco Montañés rozó en el gol en un buen centro de Luis García, muy implicado durante todo el encuentro, pero no consiguió precisar el remate desde cerca y Goitia no tuvo problemas para atrapar. El Alavés volvió a salir con fuerza tras el descanso y puso en algunos aprietos al Zaragoza. David Cortés y Leo Franco evitaron entonces que se pudiera repetir el guión del comienzo del partido en ocasiones de Tejera y Manu García. Pero esta vez el agobio local se acabó pronto. Y más cuando Paco Montañés, en una jugada con fortuna puso el 1-2 en el marcador (m.57). Montañés se fue en velocidad, se libró con un amago de Unai Medina y su centró golpeó en Samuel sorprendiendo al portero Goitia.

Alberto López, que debutaba como entrenador en el Alavés, reaccionó rápidamente y dio entrada a Mauro Quiroga, otro tallo, para colocarlo junto a Borja Viguera en el ataque. La consigna estaba clara. Balones a la olla para buscar la cabeza de Quiroga y Viguera y de ese modo poner a prueba la fiabilidad de los centrales del Real Zaragoza en el juego aéreo. La intensidad que puso el Zaragoza en su juego fue pasando poco a poco factura a algunos de sus jugadores, principalmente a los más veteranos. Barkero pidió el cambio por cansancio y Luis García, Paco Montañés o Roger ya dejaron de aparecer. Carlos Javier sustituyó a Barkero para tratar de sujetar el centro del campo junto a Cidoncha, pero eso no fue suficiente. El conjunto zaragocista pareció hundirse físicamente y eso le llevó incluso al conformismo.

Y para colmo, en un balón largo sobre el área, Mauro Quiroga ganó la acción en un salto de cabeza a Víctor Laguardia y conectó un buen cabezazo ante el que nada pudo hacer Leo Franco. Gran gol y empate del Alavés. Víctor dio entrada a Diego Suárez y Abraham por Roger y Javi Álamo, respectivamente, pero el choque finalizó en tablas. De los noventa minutos de juego, el Zaragoza había sido mejor que el rival en sesenta, pero ni aún así pudo ganar. Toca seguir sufriendo para tratar de alcanzar la permanencia.