No ha sido el Mundial de España en ninguna posición, pero existe un punto negro en el que coinciden todos. La portería ha sido un drama. Los debates volvieron y solo la cabezonería de Fernando Hierro permitió a David de Gea completar todos los minutos del torneo. El arquero del Manchester United se va de Rusia con una sola parada en cuatro partidos, una prórroga y una tanda de penaltis.

Nadie dudaba de la titularidad de De Gea antes del torneo. Sus competidores tampoco ofrecían excesivas garantías. Kepa aún es joven (23 años) para una cita de este calado y Reina (35) volvía a tener un papel más simbólico que real.

De Gea se impuso a Casillas hace dos años en una difícil elección para Vicente del Bosque y tampoco hizo gran cosa en la Eurocopa de Francia. España cayó en octavos, como en Moscú, pero en esta ocasión la inseguridad del exportero del Atlético ha quedado mucho más en evidencia. El 91,6% de los disparos contra el madrileño acabaron en gol. Doce remates (contando el gol anulado a Irán y la tanda) recibió y solo atajó uno. El expediente lo abrió ante Portugal, recibiendo tres goles. Solo intervino para sacar el balón de la portería. Ante Irán mantuvo el marco a cero gracias al VAR. Contra Marruecos se llevó dos tantos más pese a lograr su única parada y ante Rusia puso el colofón.

Tenía en la tanda decisiva la opción de redimirse, pero De Gea solo llegó a tocar el primer lanzamiento de Smolov. Ignashevich le engañó y los tiros de Golovin y Cheryshev entraron por el medio. Nada que ver con su colega Akinfeev, elegido el mejor del partido después de parar los penaltis de Koke y Aspas. Ahí estuvo la diferencia. «No soy el hombre del partido. El equipo y los aficionados merecen ese galardón», dijo con humildad.

El arquero del CSKA protagonizó la segunda clasificación de Rusia para cuartos de un Mundial tras la lograda por la URSS en 1966. «Defendimos a muerte en busca de los penaltis. Doy gracias a Dios por este éxito», valoró Akinfeev. Su fantástica actuación evocó la figura de la araña negra Lev Yashin, el mejor portero ruso de todos los tiempos, aún venerado en su tumba del cementerio de Vagankovo en Moscú. También se habló de Rinat Dasaev, ex del Sevilla. Akinfeev vivió ayer su tarde de gloria.