Los aficionados al fútbol en Épila no salieron de su asombro cuando vieron coger la batuta del equipo a una risueña chica de 21 años. Ainhoa Peirona se convirtió en la presidenta del desaparecido Épila. "La gente no confiaba en nosotros porque éramos muy jóvenes, pero se han dado cuenta que íbamos en serio", afirma la epilense. De la nada y sin un duro, en tres años el Club de Fútbol Épila ascendió de Segunda Regional a Regional Preferente. "Es la categoría que se merece esta localidad de 4.000 habitantes", dice la simpática presidenta. Ainhoa decidió coger el mando de la nave junto a un grupo de jóvenes de 20 años vinculado a una peña que se llama La Hermandad. "A mí siempre me ha gustado el fútbol. Hace años era socia del Real Zaragoza y acudía a La Romareda cuando iba bien. El Épila ha sido la mejor alternativa porque todos los fines de semana tenemos partidos", dice.

Peirona no es el típico presidente de un club de fútbol regional aragonés. "Siempre he estado sola porque en la junta directiva son todos hombres. A mí no me gusta figurar y, al ser tan joven, no me identifico con el cargo de presidenta". Tras recibir en el campo de La Huerta al mandatario del equipo rival, Peirona vende en la puerta del campo de fútbol las tiras de la lotería para el sorteo del jamón. Cuando el árbitro da el pitido inicial, se va a la barra del bar para servir las consumiciones a los forofos.

El Épila ha visto a Dios con la presidencia de Peirona. Este año ha vuelto a ganar una Liga en la que ha competido con Remolinos, Boquiñeni, Sadaba, Luna o Marracos. El año que viene contarán con un nuevo campo de hierba y seguirán fiando de los jugadores de casa. "Tenemos un equipo de calidad con la mayoría de los componentes de Épila. Mi novio, Óscar Subías, juega en la portería. Hasta Sergio Gómez, el entrenador, es del pueblo". Peirona no sabe si seguirá. Si continúa le haría mucha ilusión que el Épila siguiera siendo la gran revelación.