La localidad de Aínsa es famosa por su núcleo medieval y por su bello entorno por el que se puede practicar el senderismo. Pero en los últimos años con la creación de la Zona Zero de Sobrarbe se ha convertido en uno de los centros mundiales de la BTT. Hace tres años se organizó la Enduro World Series. Y el pasado fin de semana ha vuelto a repetir este espectáculo. Cerca de 500 riders amateurs y profesionales tomaron parte de esta gran fiesta de la bicicleta.

Los ganadores fueron el norteamericano Richie Rude y la francesa Cécile Ravanel. El primer aragonés fue Gabriel Torralba. El corredor de Riglos acabó en la posición 23ª y fue el segundo español tras Iago Garay, que terminó el vigésimo. Ha sido un fin de semana fantástico para el deporte altoaragonés. «Esta vez el tiempo ha respetado, porque en el 2015 la última especial se tuvo que suspender por una tormenta. A nivel organizativo la experiencia que teníamos ha sido clave. El recorrido les ha gustado a los participantes, aunque se ha hecho duro porque hizo mucho calor con temperaturas de hasta 32 grados», indica Jorge Rivera, el director del evento.

La competición tuvo un presupuesto de 300.000 euros. «Un tercio son de empresas, otro de instituciones y el resto fondos de Zona Cero y las inscripciones de los corredores». A nivel de público fue un fin de semana espectacular. «Han superado nuestras expectativas. En todas las especiales ha habido un montón de gente. Ha habido más de 12.000 personas el fin de semana». Contaron con un equipo muy amplio de voluntarios. «Tuvimos 215. Son la clave del evento y ha salido adelante gracias a ellos. La gran mayoría son de todo Sobrarbe, Aínsa, Boltaña, el Pueyo de Aragüás, Laspuña y algunos han venido de Francia y de toda España», apunta.

La especial donde más gente se acumuló fue la última del sábado desde el Pueyo de Aragüás a la Cresta del Cuervo. «El domingo fue la de Boltaña a Coda Sartén. Hace tres años se suspendió por la tormenta. Este año había muchas ganas de verla y fue un éxito absoluto de público».

La competición tiene un formato similar a las pruebas de rallys. «Hay tramos especiales cronometrados con dificultad técnica y principalmente en bajada. Después hay enlaces para ir de un lado a otro. Estos no están cronometrados, pero el corredor tiene un tiempo determinado para realizarlos». El total de los dos días sumaban 65 kilómetros y 3.100 metros de desnivel acumulado. «Las especiales eran casi 20 kilómetros y 2.800 metros, casi todos en bajada».

El sábado la carrera salió de Laspuña, pasaba por el Pueyo de Aragüás y llegaba a Aínsa. «Aquí hicieron el descenso más duro. Era Laspuña-La Collada, 7 kilómetros y casi 900 metros de desnivel. Los corredores lo hacían a saco a 12 minutos y el más difícil a nivel técnico era el primero del domingo, Boltaña-El Cerro». De los casi 500 participantes hay 150 de equipos profesionales. «De esos hay una treintena que son súper buenos. Miranda Miller, una canadiense que quedó la séptima, acabó el año pasado campeona del mundo de descenso», explica.

El territorio por el que se disputa la prueba es de media montaña, por caminos antiguos. «Muchas de estas pruebas se hacen en remontes de estaciones de esquí y son caminos más verticales y pasos más difíciles. Pero el tipo de terreno es más variado en Aínsa y el corredor más completo es el que tiene ventaja». La Enduro World Series consta de ocho pruebas. «Comenzó en Chile, después fue a Colombia, Francia, Italia, Austria, Canadá, España y acaba este fin de semana en Italia, cerca de San Remo». El año que viene la competición ya formará parte del calendario de la Unión Ciclista Internacional.