Dieciséis goles son muchos. Muchísimos, se diría. Equivalen a toda una sangría de puntos que ha volado por el aire. El Zaragoza volvió a ver abierta su portería con un remate de cabeza de un rival, aspecto en el que es líder destacado de la Liga. Esta vez fue Angulo, pero antes habían sido Portillo, Oscar, Podestá, Saviola, Pandiani... La lista es larga, pero no por reiterativo el asunto deja de ser doloroso, porque el fútbol de hoy en día, y más partidos como el jugado en La Romareda ante el Valencia, se decide por pequeños detalles, como por ejemplo la estrategia, por mantener la concentración al máximo en un saque de falta, como el que lanzó Jorge López, o en un córner. Y ahí el conjunto aragonés lleva un suspenso demasiado repetido a lo largo del curso.

Casi todos los jugadores zaragocistas destacaron tras el partido que el marcador más justo hubieran sido las tablas. Puede ser cierto, pero la diferencia estuvo en un balón que llegó del aire en un envío perfecto de Jorge López --dudosa la falta que lo provocó, eso sí-- que Alvaro no acertó a despejar para que Angulo se anticipara a un despistado Ponzio y batiera a Láinez de impecable cabezazo. El centrocampista argentino, precisamente, había tenido minutos antes la oportunidad también de cabeza, pero no acertó. No es extraño el desenlace de esas dos jugadas, el Zaragoza sólo ha logrado cinco dianas de cabeza --Villa (2), Alvaro, Generelo y Toledo-- en toda la Liga y ha encajado dieciséis. Ahí está la diferencia.

Es cierto que el tanto de Angulo no llega rodeado de la tragedia que sí supusieron otros, cuando el Zaragoza andaba necesitado de oxígeno en la tabla clasificatoria y veía que en el aire tenía un agujero negro de indispensable solución. No lo ha logrado subsanar, pero al menos las siete jornadas consecutivas que llevaba el conjunto aragonés sin perder le catapultaron a un paso de la salvación. Todo eso minimiza una nueva diana de cabeza y el punto final de esa exitosa racha, con cuatro victorias ante Villarreal, Valladolid, Málaga y Celta y tres empates frente a Real Madrid, Espanyol y Racing, para sumar 15 sobre 21 puntos, antes de que por La Romareda asomara el Valencia.

El equipo levantino, que tenía en Mista al mejor especialista aéreo, no tuvo que tirar del pichichi nacional para llevarse el triunfo del campo. Lo hizo por medio de Angulo, pero también podían haber sido Ayala, Baraja o Marchena, futbolistas que definen la fortaleza aérea del nuevo líder de la Liga. Y en ese aspecto es donde flojea el Zaragoza, por lo que el partido tuvo un final hasta si se quiere previsible o, por lo menos, que entraba dentro de la lógica. A falta de seis jornadas para el final y con la salvación muy cerca, bien haría Víctor en pulir este defecto, algo que requiere mayor concentración defensiva de todo el equipo, para que la próxima temporada la sangría aérea sea menor de lo que está siendo en la actual.