Los resultados son el principal baremo en el mundo del fútbol. El responsable de determinar si un equipo está en una profunda crisis o con la sensación más placentera del mundo. En el caso de Lucas Alcaraz, los malos números que el Zaragoza ha cosechado desde su llegada al banquillo, cuatro puntos de dieciocho posibles, han suscitado dudas sobre si el granadino es el candidato ideal para salvar al club del abismo y retomar la buena dirección. Números a un lado, la realidad es diferente. El técnico aseguró «encontrarse bien» en el banquillo zaragocista. «El grado de felicidad que te conceden los resultados sí que lo tengo. Estoy muy cómodo con la plantilla, con el club y con la ciudad», explicó el preparador blanquillo, que lleva poco más de un mes al frente del equipo. Y también destacó que «la acogida ha sido muy buena, pero está claro que los resultados te marcan el nivel de felicidad. Nuestro trabajo es así. Pero tanto la respuesta del director deportivo, de los jugadores, del zaragocismo y de la gente de la calle es muy buena. Eso te hace estar en deuda con ellos porque quiero que todo el mundo esté contento con el Zaragoza, y parte de mi trabajo también es eso», apuntó.

Por el momento, Alcaraz sigue gozando de la confianza de sus pupilos, y la directiva le ve capaz de revertir la dinámica negativa del equipo. El Córdoba será una nueva oportunidad para demostrar que un marcador positivo ayudará al equipo de cara a las próximas jornadas y prolongará esa relación amorosa del técnico granadino con el zaragocismo.