Sabía que rodaba en los tiempos de Chris Froome. Llovía sobre Düsseldorf y, aunque era una agua fina la que caía en el circuito de la contrarreloj inicial del Tour 2017, Alejandro Valverde tomó la maldita curva sin frenar. "Pero no arriesgué más que otras veces. Lo que no sabía es que una moto de la organización se había ido al suelo y había dejado aceite, suciedad, en definitiva; no sé exactamente que había en el asfalto, pero patiné. No vi la sangre en la parte baja de la pierna porque llevaba botines. Pero sí el estado de la rodilla. Quise ponerme en pie… y ya no pude".

Valverde y sus cicatrices / JAVIER LIZÓN (EFE)

Ocurrió el 1 de julio. Fue el accidente más grave en la carrera deportiva de Valverde. A los 37 años llegó a temer que esa caída de Alemania lo alejaba definitivamente del ciclismo profesional. Este lunes, en Elx, volvió a rodar con sus compañeros del Movistar, los que han acudido a una Vuelta que él debía liderar. Han pasado menos de dos meses y 'El Bala', como se lo conoce en el pelotón, 'El Imbatido', como lo denominaban en Murcia en su época juvenil porque ningún corredor lo ganaba nunca, ya lleva una semana entrenando sobre la bicicleta. Ha vuelto tras una espartana recuperación con dobles sesiones de fisioterapia, gimnasia y piscina todos los días, sin descansar, hasta los fines de semana.

RITA Y ADRIÁN, LOS ENFERMEROS ESPAÑOLES

"Tuve la suerte que había una enfermera española en la curva de Düsseldorf. Se llamaba Rita y cuidó de mí en todo momento, como otro enfermero español, que vino a ayudarme. Su nombre es Adrián. Les estaré enternamente agradecido". Chente García Acosta, su director, el que lo seguía en el coche de equipo, fue el primero que vio la rodilla derecha de Valverde; o mejor dicho, vio dos rodillas e intuyó entonces el final de la carrera deportiva de un corredor centenario en victorias y que estaba llamado a ser el líder del Movistar en el Tour. "Viendo cómo fue la carrera en Francia y las diferencias entre los rivales de Froome, no habría quedado muy lejos, en serio, en la clasificación general".

No solo se rompió la rotula derecha, sino el astrágalo, un hueso del pie, cortes en la pierna -las cicatrices lo delatan- y una "cornada estilo Manolete (en alusión al famoso torero del régimen de Franco) en la parte trasera". Se clavó una valla en los glúteos y también tuvieron que coserlo. Por delante y por detrás, un encontronazo tremendo contra las protecciones (sin colchonetas) del circuito del Tour.

INTERVENIDO EN ALEMANIA

La misma noche de la caída lo operaron en Alemania y se pasó una semana en el hospital de Düsseldorf. Al regresar a Murcia, cuando el Tour enfilaba la segunda semana de competición, comenzó la rehabilitación. "Ha sido muy dura con dobles sesiones tanto de mañana como de tarde. Algunos días hasta 9 horas parando solo para comer. A las 9 de la mañana ya estaba en el hospital, al mediodía, cuando salía, tenía que nadar en la piscina de casa, y luego a las 5 regresaba hasta las 9 de la noche. Y así durante todo el mes de julio y agosto".

La semana pasada los médicos le dejaron volver a subir a la bici. "Podría hacer 100 kilómetros, pero prefiero no superar los 80". Y hasta le rondó regresar corriendo una carrera en China, a mediados de octubre. Todavía insiste de vez en cuando, pero Jesús Hoyos, el médico del Movistar, ya lo tiene casi convencido. "Sí, lo mejor será debutar en enero, en Australia, o como muy tarde, en Mallorca, en febrero". Estará en enero, sí o sí, en las carreteras australianas porque no podrá aguantar más tiempo sin competir. Su baja en la Vuelta (este martes se reanuda la competición tras la jornada de descanso de ayer con una etapa precisamente en la Murcia de Valverde) condicionó al Movistar a venir a la carrera con las promesas. Y por aquí están los chicos tratando de triunfar en las fugas.