Ha sido un magnífico invierno para las estaciones y los amantes del esquí de montaña que han podido gozar de unas laderas cubiertas por un abundante manto de nieve. Las precicpitaciones han caido de manera continua desde antes del Puente de la Inmaculada. La página web www.lameteoqueviene.blogspot.com, muy visitada por los amantes al montañismo, da cuenta de la situación en que se encuentra el manto nivoso del Pirineo de cara al fin de semana. "En las últimas 72 horas se han acumulado nevadas importantes en la divisoria y el lado francés. A estas nevadas hay que sumar los 20 centímetros caídos el fin de semana pasado, rondando los 80-100 centímetros en total en los últimos cinco días", explica la interesante página web.

Con una montaña tan cargadas de nieve y con la previsible subida primaveral de las temperaturas, los aludes cobran una relevancia fundamental. En la página web también hay un boletín de nieve y avalanchas para el Pirineo aragonés: "Riesgo notable (3) por placas en las laderas norte y este. Aludes de nieve húmeda en las laderas al sol", afirma la página.

Jorge García-Dinhix ha publicado un libro de gran éxito este invierno. Se titula Rutas con esquís en el Pirineo Aragonés. En su prólogo realiza un interesante trabajo sobre las avalanchas. Indica que hay tres tipos diferentes de aludes. "Son los aludes de placa, los de fusión o de nieve húmeda y los aludes de nieve polvo". García afirma que "el 90% de las víctimas de una avalancha lo son por una rotura de una placa desencadenada por ellos mismos o por algunos de sus compañeros", dice.

Aludes de placa

Los aludes de placa son los que más víctimas causan. Ocurren normalmente en invierno y se suelen desencadenar en las laderas norte, que no ven el sol durante semanas y donde la nieve no se transforma, tardando más tiempo en estabilizarse. "La inclinación de la pendiente es el factor más importante: el riesgo aumenta especialmente a partir de los 27 grados de inclinación y el rango entre los 30 y los 45 grados es el más peligroso". Por encima de dicha inclinación, la nieve no suele acumularse, purgándose las laderas verticales conforme las nevadas se suceden.

Las placas de viento son superficies de nieve conectadas entre sí que forman una capa con adherencia precaria sobre la base inferior. Puede romperse ante la sobrecarga de un esquiador y deslizarse ladera abajo. "La combinación de viento y temperaturas frías es muy peligrosa para los aludes de placa. El frío disminuye la plasticidad de la nieve y la hace más quebradiza, más frágil", afirma.

Los aludes de fusión o de nieve primavera se producen cuando el sol alto de primavera y el calor humedecen la nieve, aumentando su peso y predisponiéndola a deslizarse ladera abajo, especialmente en laderas de inclinación fuerte. "En primavera avanzada evitaremos las laderas este o madrugaremos para atraversarlas temprano, pues en esas fechas el sol sale muy del este y las humedece muy pronto", afirma. Los aludes de nieve polvo son poco frecuentes en el Pirineo. Para Jorge García-Dihinx tres son los ángeles de la muerte con las avalanchas: "Riesgo 3+ladera norte+30 grados. Hay que evitar esta combinación en invierno", dice.

La escala europea del riego de avalanchas está dividida en cinco niveles. El 1 el riesgo es débil. El manto nivoso suele estar bien asentado y dura un cuarto del curso. El grado 2 es de riesgo moderado. Suele durar un tercio de la temporada. En algunos lugares el manto nivoso sólo está estabilizado parcialmente. El 3 es un grado de riesgo notable. Suele durar un cuarto de la temporada y el manto nivoso está estabilizado moderada o escasamente. El 4 es riesto alto. En general solo dura dos o tres días al mes. El manto nivoso está débilmente estabilizado. Por último, el 5 es riego muy fuerte y la situación es catastrófica. Es excepcional, uno o dos días en toda la temporada. Las avalanchas suelen llegan hasta el llano.