Durante los entrenamientos Willy Villar se acercaba al corrillo de periodistas para charlar de los temas más variados, del último partido del equipo, de los movimientos del mercado, incluso de las novedades en el carril bici, que el director deportivo solía llegar siempre pedaleando. Eran conversaciones informales, habitualmente divertidas. Aquel día de otoño del 2012 la charla derivó en una premonición. Tras unas bromas sobre su acierto con algunos fichajes, el director deportivo avisó: «Igual veis jugar en el CAI a un base negro de dos metros». Risas generalizadas.

La realidad era que Willy Villar estaba inmerso en, acaso, la gran operación de su vida, el fichaje de Giannis Antetokounmpo. Efectivamente, un base negro de dos metros que iba a jugar en el CAI Zaragoza la temporada siguiente. Nunca llegó a hacerlo porque dio un salto meteórico a la NBA. Ahora, enero del 2017, se cumple otra profecía de Villar. Al poco de tener el contrato firmado, el ejecutivo grancanario lo repetía en privado: «Igual pensáis que estoy loco, pero creo que he fichado un All Star de la NBA». El próximo 19 de febrero en Nueva Orleans, Antetokounmpo será titular en el Este al lado de LeBron James, Irving, Butler y DeRozan.

La historia nace el lunes 1 de octubre del 2012 con un mal vídeo y una buena intuición. Ese día Willy Villar tenía en su bandeja de entrada uno de los típicos correos que envían las agencias de representación con vídeos para mostrar a sus jugadores. Aquel tenía una calidad «horrorosa», como recuerda Villar, pero algo llamó su atención. «Un chico de dos metros que coge un rebote y en cuatro botes hace un mate en la otra canasta». Aquello no era normal y Villar llamó a su agente, que le habló maravillas de él, cómo no. Pero ese chaval tenía algo diferencial que el director deportivo debía ver con sus propios ojos. «Era una intuición, algo que te palpita, porque uno no va viajando por ahí a ver a todo lo que se mueve».

¿Puedes organizarme un encuentro con él?, le preguntó al representante, Giorgios Dimitropoulos, que le respondió que un buen momento iba a ser la semana siguiente porque su equipo, el Filathilikos, se iba a enfrentar al Panathinaikos, uno de los mejores partidos para verlo en acción. ¿Y si voy puedo hacerle un entrenamiento y verlo antes? Sin ningún problema. En ese momento el CAI Zaragoza andaba a vueltas con el fichaje de Esteban Batista y Villar pretendía viajar el fin de semana a Estambul para intentar desatascar la operación con el Efes, que se alargaba ya tres meses. Le propuso a Reynaldo Benito ir de Estambul a Atenas y aprovechar para comprobar que lo que había visto en un mal vídeo era real.

El presidente aprobó el periplo y Willy Villar estuvo dos días en Estambul, donde se dio cuenta de que Batista no iba a jugar en el CAI, y tres en Atenas, donde vio lo nunca visto. El lunes 9 de octubre, una semana después de aquel email, ya estaba en la capital griega. Giannis, que entonces se apellidaba Adetocunbo, se entrenó con su equipo aquel día y después hizo una prueba con Villar y uno de los representantes de la agencia, que era entrenador. El director deportivo iba pidiendo, ahora haz bote, ahora ponte en el poste bajo, ahora tiros cortos…

No fue una prueba muy larga, poco más de una hora, porque Antetokounmpo estaba cansado del entrenamiento con su equipo, pero sirvió para que Willy Villar confirmara sus sensaciones. Estaba ante algo inaudito y no daba crédito. «Todo lo que hizo, lo hizo muy bien. Después de la prueba me presenté. Hola Giannis, soy Willy Villar, ¿qué tal estás? te veo cansado, ¿no? Sí, sí, bastante, me decía. Me ha gustado mucho lo que has hecho, sigue trabajando así, mañana te veo en el partido. Fueron dos o tres minutos de charla, nada más, Giannis era muy tímido, con esa carita de niño».

La prueba convenció a Villar que, no obstante, quería verlo en competición. «Porque igual luego es un ciego y no entiende el basket...». El martes 10 de octubre el Filathilikos jugaba contra el Panathinaikos, que contaba con tres internacionales griegos sub-20. Fue una exhibición de Giannis. «Hizo 44 puntos. ¡Pero que le hacían dos contra uno y tres contra uno, fue un espectáculo! Jugaba de base y no eran sólo los puntos, cómo pasaba...». No tuvo ni que verlo entero. Al descanso le mandó un SMS a Reynaldo: «Me tiemblan las piernas, tenemos que ficharlo».

Dentro de la pista Giannis era un portento, lo nunca visto. Fuera, su vida era algo más complicada, como pudo comprobar Willy Villar al término del partido. «Conocí a Thanasis (el hermano que juega en Andorra) y le llevé a su casa en mi coche de alquiler junto a su agente». Después de dar varias vueltas llegaron a una barriada pobre, llena de inmigrantes. Los Antetokounmpo vivían en una casa pequeña, los cuatro hermanos compartían una sola habitación con literas. Aunque los cuatro habían nacido en Atenas sus padres eran inmigrantes nigerianos sin papeles, el padre no tenía trabajo y la madre se ganaba la vida como podía, incluso el propio Giannis vendía pañuelos en los semáforos, así que los hijos tampoco tenían pasaporte. Villar ha vuelto a reencontrarse con Thanasis esta temporada. «Fue en la presentación de la Liga, le dije ‘no te acuerdas de mí, pero un día en Atenas te llevé a casa’... Y sí, se acordó, claro, y estuvimos charlando un rato».

El miércoles 11 de octubre, Willy Villar quedó a comer con Giorgios Dimitropoulos para darle el sí a la operación. Desde ese momento y hasta el día de la firma definitiva una contradicción, una sensación extraña, acompañó a Willy Villar. No tenía ninguna duda de lo que había visto, de que tenía delante a un jugador fuera de lo común, a una futura estrella. Y no podía comprender que solo él lo estuviera viendo, que nadie más se hubiera dado cuenta de lo que había allí, a la luz de todos.

«Toda Europa quería a Dario Saric, que era el jugador que destacaba en todos los torneos. Internamente yo pensaba pero si este es mejor que Saric, la bota mejor, la pasa mejor, es más alto… Cómo puede ser que yo tenga la oportunidad de ficharlo», rememora Villar. Nunca lo preguntó pero entiende que ese mismo vídeo que llegó a su correo electrónico estaría también en la bandeja de entrada de directores deportivos y clubs de toda Europa. «Pero más allá de eso, es que no lo estaba sacando de la luna, estaba jugando en Atenas. Era esa sensación de decir, yo no he visto algo como esto en mi vida y cómo puede ser que nadie lo haya visto», se repite aún hoy en día.

El jueves 12 de octubre estaba de vuelta en Zaragoza. No le costó mucho convencer al presidente, Reynaldo Benito, quien dio el impulso definitivo a la operación. El primer acuerdo se firmó el 21 de octubre entre el CAI y el Filathilikos y contempló el pago inicial de 200.000 euros al club griego por sus derechos, cantidad que acabó alcanzando los 292.333 euros en virtud de una cláusula por la que el CAI se comprometía a abonar 100.000 dólares adicionales en caso de vender sus derechos a un club de la NBA. El 7 de diciembre el CAI firmó otros dos contratos, uno con el jugador (había cumplido los 18 el día 6 y no podía firmar antes) en el que figuraban diferentes cláusulas de cancelación del acuerdo y otro con el agente en el que se establecieron las comisiones a abonar en el supuesto de que se ejecutaran esas cláusulas. El CAI iba a pagarle a Antetokounmpo 250.000 euros por las tres temporadas siguientes y otros tantos en la cuarta en caso de ampliación.

El CAI Zaragoza hizo oficial el acuerdo el 17 de diciembre del 2012. «Fue una inversión importante por parte del club, una apuesta con cierto riesgo porque estábamos pagando por un chico en el que nadie creía, que tenía 17 años y no había jugado en ningún sitio, y estábamos pagando como por un primer espada. Fue una demostración clara de la fe del CAI en el chico».

El CAI firmó a Giannis Antetokounmpo para que fuera uno de los bases de su plantilla 2013-14 junto a Pedro Llompart. Nunca contempló otra cosa, ni una cesión. Pero aun con el contrato ya firmado, el club tenía otro problema: no podía traerse al jugador porque no tenía pasaporte. «Era un problema pero nos daba igual, ya lo resolveríamos. Pero es así, fichamos a un jugador sin papeles. No podía salir de allí. O lo metía de polizón en un barco o no lo podía traer», bromea Villar. La publicación de su fichaje despertó un interés global en el base y su caso y ayudó a que el Gobierno griego resolviera su situación en los meses siguientes. Cuando ya era jugador del CAI Zaragoza, el Olympiacos y el Panathinaikos se pusieron en contacto con su representante para ver si era posible recuperarlo. Hasta la fecha del draft todos las franquicias de la NBA contactaron con Villar para conocer su situación contractual, unos con la intención de incorporarlo inmediatamente, otros contemplando que pasara un tiempo en Zaragoza.

Encuentro con Abós

Antes del draft se produjo el otro gran capítulo en esta historia. El 7 de junio Willy Villar, José Luis Abós y Luis Arbalejo viajan al Campus de Treviso, el torneo considerado como el gran escaparate de las jóvenes promesas europeas. Por la mañana, los tres veían los entrenamientos en Treviso y después de comer cogían el coche de alquiler para hacer los poco más de 40 kilómetros que hay hasta Jesolo, donde Grecia sub-20 jugaba un torneo cuadrangular. Era el momento de que José Luis Abós conociera al que iba a ser su base. El técnico solo sabía de él por aquel vídeo sin calidad y por las maravillas que le contaba Villar. «Lo curioso es que todos los scouters que estaban en Treviso hacían el mismo viaje por la tarde para verle».

Se pusieron en contacto con el agente porque querían hablar con él y lo hicieron al término de uno de los partidos. «Le saludé y le dije, mira Giannis, este es José Luis, tu futuro entrenador. Y el chaval, de manera automática, se olvidó de mí y se puso a hablar con él». Una anécdota que sirvió después para múltiples bromas entre estos dos amigos que formaron un tándem único. «Yo le decía siempre, tiene cojones, que lo ficho yo y ahora pasa de mí. Este chaval es listo...». Abós habló con él un par de minutos, te he visto bien, me has gustado mucho, tienes que seguir trabajando duro. Giannis no perdía detalle y le daba las gracias. A continuación, Luis Arbalejo tomó la foto que ya es historia: Abós, Antetokounmpo y Villar.

El 27 de junio del 2013 se celebró el draft en el Barclays Center de Brooklyn, Nueva York. Antes del acto recibió la llamada de Mark Cuban, propietario de los Mavericks, para saber cómo podía hacerse con él. No lo hizo y se equivocó: eligió a Olynyk. Por la noche Willy Villar estaba enfermo, con 39 de fiebre, pero atendió la llamada de Canal+ que, como cada año, lo retransmitía en directo. Villar iba viendo las elecciones. Anthony Bennett a Cleveland, luego Oladipo a Orlando, Porter a los Wizards... «¡Pero si son todos peores que Giannis!», se decía a sí mismo delante de la pantalla. Al teléfono con la televisión vio cómo los Milwaukee Bucks eligieron a Giannis Antetokounmpo en decimoquinta posición.

Tras la elección recibió un mensaje de Giorgios Dimitropoulos desde el mismo Barclays Center. «De parte de Giannis, muchas gracias a ti y al CAI por haberlo puesto en el mundo, está muy agradecido». Los Bucks eran una de las franquicias que tenían decidido apostar por él directamente, así que no hubo nada que negociar. El contrato incluía una cláusula de salida a la NBA, el club de Milwaukee pagó un millón de dólares y el CAI le envió el tránsfer. Una vez descontada la inversión inicial y las comisiones, el conjunto aragonés registró un beneficio neto de 301.000 euros en las cuentas de la temporada 2013-14.

Ahí terminó la historia de Giannis Antetokounmpo y el CAI Zaragoza y comenzó la aventura del griego en la NBA donde, además de asombrar al mundo, ha seguido creciendo. «Si en aquel momento me llegan a decir que iba a medir 2,12, me vuelvo majareta», dice Villar. Su trayectoria va camino de convertirse en leyenda. Sus exhibiciones son habituales en los partidos y ya nadie duda de que va a dominar el baloncesto los próximos años. Acaba de firmar un contrato de cuatro años con los Bucks por 100 millones de dólares. El único pero es que no jugara en Zaragoza como quería el club. «Visto lo visto, hubiera sido bestial tenerlo en Zaragoza. Está claro que ha quedado para la historia, para la leyenda, que el CAI lo pone ahí y la marca CAI y la marca Zaragoza van íntimamente relacionadas a su historia, que va a ser una historia muy grande. Eso nos compensa de alguna manera», resume Villar. El CAI fichó en el 2012 un titular del All Star del 2017.