Con el telón de fondo de la pirámide de Cotiella y en la lejanía el valle de Benasque, Barbastro siempre se ha sentido muy involucrada con el montañismo aragonés. Nombres propios como Paco Lacau, Modesto Pascau, Joaquín Torres, José o Luis Masgrau miraron a Zaragoza desde que se creó en 1963 la delegación de Montañeros de Aragón en la localidad del Somontano.

Luis Paúl fue su primer presidente. Le sucedieron Miguel Lacoma y José Broto. Joaquín Torres dirigió la entidad en un irrepetible periplo de 24 años hasta que un 21 de diciembre de 1992 le sucedió José Masgrau. Sólo le quedan dos años para igualar a su predecesor. "Las elecciones son en el 2016. Hay mucha savia nueva y habrá gente que seguro dará el paso adelante. No somos perpetuos, aunque a veces nos llamen incombustibles. Pero me lo paso muy bien en la montaña", dice José Masgrau.

Hace dos viernes vivió una de las jornadas más emotivas en sus 57 años de vida. José Masgrau recibió la medalla de oro de la Federación Aragonesa junto a otros dos presidentes, Antonio Veramendi, del Centro Excursionista Moncayo y Manolo Bara, de Peña Guara. Esa Cena de la Montaña cerraba un círculo. Le entregaba la insignia el presidente de la territorial, su hermano gemelo Luis Masgrau. "Me dio el premio siendo socio de Montañeros de Barbastro. Quise dar un significado especial a mi familia. Mis padres que nos encaminaron a mi hermano y a mí en el mundo de la montaña a través de campamentos en el Pirineo aragonés, a mi mujer Malake y a mis tres hijos, Laura, Andrés y Jorge", reconoce Masgrau.

El nacimiento

José y Luis nacieron en el hospital de Barbastro. José es media hora más viejo que su hermano. "Yo nací de pie a las tres menos cuarto de la mañana y él de cabeza a las tres y cuarto". Desde entonces sus vidas siguieron paralelas hasta que José hizo la mili en Barbastro y Luis en Zaragoza. "Compartimos el mismo currículo montañero del Pirineo. No hemos sido escaladores de dificultad, hicimos esquí de montaña y fuimos monitores del campamento de Virgen Blanca hasta los 21 años", dice.

Además de todo esto ambos son médicos. "Somos Tauro, muy cabezones y perseverantes. Pero yo soy más expontáneo, mientras que José es más reflexivo. Además, ahora estoy un pelín más recio que él", dice con humor. La pasión por la montaña le viene de familia. "A mi padre le gustaba mucho y fuimos al Santuario de Guayante con diez años. Con doce nos llevó al Campamento de Virgen Blanca en Gistain. Allí conocimos las primeras excursiones y caminatas. Ese fue el trampolín para federarnos a Montañeros de Barbastro desde los 14 años", recuerda.

Ahora, Montañeros de Aragón de Barbastro es la insignia de la localidad altoaragonesa. "Tenemos 1.500 socios, el mayor club en localidad y la comarca. Llegamos a tener 2.000 socios en los noventa gracias al esquí". La gran referencia del club son las montañas de la Ribagorza. "Vivimos al pie de las montañas que miramos cada día. Tenemos un cordón umbilical que nos une a Benasque con los cursos de esquí y el montañismo", explica.

Masgrau ha vivido muchos hitos en su 22 años de presidencia. Pero no duda en quedarse con uno de ellos. "Fue el primer ochomil del club con Peña Guara. Fue el Nanga Parbat. Pero lo empañó todo la muerte de Toñín Pérez". También recuerda al añorado Pepe Chaverri. "Nos tenía a todos alucinados con sus grandes triunfos los primeros años de mi mandato. Son gestas que se mezclaron con la pena de marcharse muy joven en las Grandes Jorasses", concluye.