Fracturas en ambas piernas, en un brazo, en la columna, además de una contusión pulmonar. Ese fue el diagnóstico inicial de Robert Wickens, durante una carrera de la Indy, diez días atrás, en Pocono Raceway, la misma pista donde hace dos años falleció Justin Wilson, tres años después de otra muerte, la de Dan Wheldon.

La Indy es la disciplina del motor con más muertes en los últimos años, con circuitos y coches de bajos estándares de seguridad. “Claro que veo los riesgos”, confirma Fernando Alonso en el ‘paddock’ de Monza, una semana antes de probar el nuevo coche de la Indy para el próximo año. Será en Alabama, el próximo 5 de septiembre, en el bacheado y destartalado trazado de Barber.

Lo nunca conseguido

Será un test clave para sus planes del próximo año. Alonso no se conforma con la ‘Triple Corona’, con ganar el GP de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis, como solo un piloto en la historia, Graham Hill, ha conseguido. “Quiero hacer lo que no ha hecho nadie”, dijo: dos títulos de F-1, el del Mundial de Resistencia y el título de la Indy. Alonso ha ofrecido una demostración de ambición y de valor al salir de su zona de confort para disputar y ganar otras disciplinas. Y eso contempla, además, dejar a un lado la seguridad de la F-1 para correr en disciplinas mucho más peligrosas.

Fernando Alonso y su McLaren-Renault, hoy en el primero día del GP de Italia, en Monza. / REUTERS / STEFANO RELLANDINI

El pasado año, el 'Nano' ya estuvo a punto de ganar las 500 Millas en su primer intento, en una única carrera, sin tiempo de adaptación en pruebas anteriores. Durante la jornada de clasificación, vio como Sebastian Burdais, un viejo conocido de la F-1, y ganador de la Indy, sufrió un brutal accidente ante sus ojos; fractura de ambas piernas, de la pelvis… Las tremendas velocidades en los óvalos, las luchas cuerpo a cuerpo, los muros, la falta de seguridad de los coches y los circuitos… A su entorno más cercano, a su familia, a su padre Jose Luis, a su mánager Luis García, se les encoge la voz cuando hablan de la peligrosidad de la Indy. Tan solo hace cinco días que Alonso voló por los aires tras ser embestido brutalmente, en la salida del Gran Premio de Bélgica, por Nico Hulkenberg. En su vuelo golpeó el coche de Charles Leclerc. Alonso apenas tiene unas magulladuras en la espalda, y Leclerc, nada en absoluto gracias a la protección de la Halo.

Esos estándares de seguridad no existen en la Indy. ”Cuando ves todos los accidentes que ocurren en F-1 e IndyCar en los últimos años, ves que la F-1 siempre está tratando de mejorar con medidas como el Halo, cambios en los circuitos o el Virtual Safety Car, y la Indycar no está haciendo demasiado", aseguró días atrás Felipe Massa, expiloto de la F-1, y cuyo impacto contra una tuerca, en 2009, aceleró las mejoras en la protección en los cascos y en las viseras de la F-1.

Recuerdos que asustan

"Todo puede pasar en las carreras, no sólo en la IndyCar, sino en la F-1, los rallys, en todo. Cuanto más veloz vas, más riesgo hay y yo ya hice el más veloz de todos, que es la Indy 500, la carrera más rápida. Si hago la IndyCar completa no siento que haya riesgo extra comparado con las 500 Millas, que supone el riesgo máximo", explica Alonso para terror de su entorno, que recuerda con pavor el accidente del 2003 en Brasil, —el estreno aquel año de la protección del cuello, el HANS, fue determinante para que el asturiano levantara el pulgar en señal de que no había daños graves mientras era evacuado en helicóptero— el de los test de Barcelona en febrero de 2015, que le impidió arrancar la temporada con secuelas neurológicas temporales, o el del año siguiente, en Albert Park, quizá el más milagroso, pero que le dejó con una lesión pulmonar sin poder disputar las siguientes carreras.

Fernando ha sorteado la desgracia en muchas ocasiones, pero está cerca de meterse de lleno en la disciplina más peligrosa camino de los 40 años y muchas, muchas carreras a sus espaldas.