Fracturas en ambas piernas, en un brazo, en la columna, además de una contusión pulmonar. Ese fue el diagnóstico inicial de Robert Wickens, durante una carrera de la Indy, 10 días atrás, en Pocono Raceway, la misma pista donde hace dos años falleció Justin Wilson. La Indy es la disciplina del motor con más muertes en los últimos años, con circuitos y coches de bajos estándares de seguridad. «Claro que veo los riesgos», confirma Alonso en el paddock de Monza, una semana antes de probar el nuevo coche de la Indy para el próximo año el próximo 5 de septiembre en Alabama.

Será un test clave para sus planes. Alonso no se conforma con la Triple Corona, con ganar el GP de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis, como solo un piloto en la historia, Graham Hill, ha conseguido. «Quiero hacer lo que no ha hecho nadie», dijo.

Tan solo hace cinco días que Alonso voló por los aires tras ser embestido en la salida del Gran Premio de Bélgica, por Hulkenberg. En su vuelo golpeó el coche de Leclerc. Alonso tiene unas magulladuras en la espalda, y Leclerc, nada en absoluto. Esos estándares de seguridad no existen en la Indy. «Cuando ves todos los accidentes que ocurren en F-1 e IndyCar en los últimos años, ves que la F-1 siempre está tratando de mejorar, y la Indycar no está haciendo demasiado», asegura Felipe Massa. «Todo puede pasar en las carreras, no solo en la IndyCar. Cuanto más veloz vas, más riesgo hay », explica Alonso para terror de su entorno que recuerda con pavor el accidente del 2003 en Brasil, el de los test de Barcelona en 2015, o el del año siguiente, en Albert Park. Fernando ha sorteado la desgracia en muchas ocasiones, pero está cerca de meterse de lleno en la disciplina más peligrosa.

Eso sí, la vida sigue igual en la fórmula 1. Los McLaren de Alonso y su compañero Vandoorne fueron los últimos clasificados en los libres de ayer de Monza, donde dominaron los Ferrari de Vettel y Kimi.