Por momentos, parecía que le iban a saltar las lágrimas de rabiernando Alonso tuvo que morderse la lengua para no pronunciar la palabra sabotaje, sobre todo si, en el futuro, quiere resolver el contrato con McLaren. Pero el bicampeón estalló y dejó claro que no va a aguantar más. "Tengo confianza cero en el equipo", aseguró.

Alonso ya no puede más y solo desea acabar cuanto antes el calvario en que se ha convertido el Mundial. El episodio de ayer es la gota que colma el vaso. Completó una vuelta sin fallo alguno en la crono tres (Q3) y se quedó a más de seis décimas de la pole de Hamilton. Ningún piloto es capaz de colocar esa diferencia a cualquier otro con el mismo coche.

Pero la manipulación del MP4/22 del bicampeón resultó grosera. No hay pruebas, pero sí una sospecha evidente de que la presión de los neumáticos de Alonso era excesiva, también la temperatura de las mantas térmicas para calentarlos, lo que hizo que las ruedas se derritieran en el trazado de Shanghái donde hoy (7.00 horas. Tele 5) se disputa el Gran Premio de China, penúltima carrera del año en la que Hamilton contará con su primera oportunidad de conquistar el título.

Cuarenta milésimas separaron a Hamilton y Alonso en la Q-2 en un fin de semana en el que siempre rodaron a la décima. Y de repente, en la Q-3, más de seis décimas, diferencia "impensable entre los cuatro de siempre". "Yo he sido el primer sorprendido. Pero no quiero decir nada, ni sospechar", dijo Alonso. Max Mosley, presidente de la FIA, prometió que vigilaría muy de cerca a McLaren para evitar un sabotaje. No ha sido así.

ANTECEDENTES En Fuji, le sucedió algo similar, pero menos evidente. El último juego de neumáticos en la Q-3 también estaba adulterado por las presiones y cedió la pole a Hamilton. También en Hungría le montaron unas gomas equivocadas. Ayer resultó más evidente. ¡Seis décimas! "¿Misterio? Ni hablar, solo una vuelta mágica de Lewis", resolvió Ron Dennis con cierto cinismo.

Alonso supo inmediatamente que sus neumáticos tenían más temperatura y rodó con calma en la vuelta de lanzamiento para rebajar el calor. Así hizo un buen primer sector, pero la excesiva presión elevó la temperatura de las gomas y perdió tres décimas en el segundo sector y otras tres en el tercero.

"Me quedan muy pocas esperanzas de luchar por el título", admitió el asturiano. Solo puede esperar que el tifón Krosa inunde el circuito y la carrera sea un caos. Pero aún así, quedaría Brasil. Y allí, tiene claro que llevará las de perder: "Sabes que tu jefe siente un cariño paternal hacia tu rival, así que nunca puedes confiar demasiado en lo que vaya a hacer". Si tiene alguna opoortnidad matemática en Interlagos, ya adelanta que "algo se torcerá, seguro". Fenando Alonso se subirá hoy al coche "sin ninguna ilusión".

Ayer compareció como si el Mundial hubiera finalizado. Quizá por eso hizo balance y empezó por McLaren. "Esperaba mucho más. He llegado aquí tras ganar dos campeonatos, he mejorado el coche lo que he podido. El año pasado luchaban por entrar en la Q3 y ahora van a ganar. No es el trato que merece no ya un bicampeón sino una persona normal".

El bicampeón dio a entender que lleva meses hablando con pilotos que no acabaron de estar cómodos con el método Dennis. "He hablado mucho con Coulthard, Montoya y Raikkonen, que encontraron la felicidad cuando se fueron de McLaren. Por algo será". Alonso asegura que siempre quiso arreglar la relación, pero se encuentra cosas que dicen o hacen, "mentiras que filtran a la prensa, tanto inglesa o alemana, para ir en contra de mí". Todo esto hace pensar a Alonso que quieren que se vaya. "No sé, no veo que tengan muchas ganas de que me quede. Ningún problema. Mejor, pues ahí fuera hay otros 10 equipos que pueden estar interesados en mí".

Si Dennis quiere prescindir de Alonso tendrá que negociar con él. ¿Cuándo sabremos el nombre del equipo en el que correrá el año que viene? "No sé, espero que pronto". La temporada ha concluido para Alonso. Tanto que ayer ya felicitó a Hamilton por su título porque "hay que saber ganar y saber perder".