Le Mans tiene algo especial. Sus casi 100 años de historia están plagados de historias como la de esta edición. Dos coches, dos tripulaciones, dos Toyota peleando durante 24 horas con diferencias entorno a un minuto. Y cuando todo parecía destinado a la victoria del número siete pilotado por Mike Conway, Kamui Kobayashi y José María López, un pinchazo mientras pilotaba el argentino en la última hora,entregó la victoria al número ocho de Sebastian Buemi, Kazuki Nakajima y Fernando Alonso que cierran una temporada redonda: dos victorias en la icónica carrera y el título del Mundial de Resistencia.

Apenas había transcurrido una hora de competición en el rapidísimo trazado de La Sarthe, cuando el Toyota número ocho que inició pilotando Sebastian Buemi, perdía medio segundo en las rectas respecto al número siete que arrancó con Mike Conway al volante. Fernando Alonso se acercó el muro para discutir con los ingenieros. El coche ha perdido velocidad punta desde el warm-up de esta mañana. No tenemos su ritmo, parece que vamos en otra categoría. No hay nada que hacer, insistió tras su primer relevo sobre las siete y media de la tarde.

Y, sí, al final, la victoria

El asturiano había visualizado lo que serían las 24 Horas de carrera en Le Mans. Ni el cambio de pilotos, ni la noche, ni las variaciones de temperatura cambiaban el panorama, que se agravó con un problema en la puerta de su coche durante su relevo. parece imposible ahora mismo, pero esto son las 24 Horas y siempre puede pasar algo al final, añadía el asturiano desde su experiencia pero sin mucha convicción.

Y el coche número siete que apenas había tenido problemas en toda la noche, que había disfrutado de más suerte en los regímenes de banderas y coches de seguridad, el coche que corría bastante más en la recta, pinchó en en el último momento cuando pilotaba Pechito López, el eslabón más débil de los seis pilotos de Toyota.

Alonso dice adió así a su experiencia de la mejor manera posible. Afrontó sin saber muy bien qué sucedería una temporada extra larga (un año natural), y la solventó a lo grande, con dos victorias en las míticas 24 Horas de Le Mans y un Mundial de Resistencia que añadir a los de Fórmula 1 algo que no había logrado nadie hasta la fecha. Las 24 Horas de Daytona con otro coche Cadillac y otro campeonato distinto IMSA ayuda aún más a olvidar el fiasco en las 500 Millas de Indianápolis a donde regresará para completar la Triple Corona.

El asturiano ha ganado en sus primeras comparecencias en Le Mans, algo que no sucedía desde que en 1928 y 1929, el británico Woolf Barnato ganara la sexta y séptima edición de esta legendaria carrera al volante de un Bentley. Y, sobre todo, ha recuperado el sabor de conquistar un título 13 años después con la sensación de que es uno de los mejores en cualquier disciplina con un tiempo de adaptación récord.