Aquellos 'gurus', aquellos ingenieros, aquellos técnicos, aquellos dueños y jefes de equipo que repasan, reviven y analizar los grandes premios con multitud de papeles encima de su mesa, siempre llegan a la misma conclusión: Fernando Alonso posee las mejores manos de la parrilla de F-1 y, con un buen coche, con un coche competitivo, con un coche ganador, vencería siempre o viviría siempre en el podio.

No es así, el Ferrari sigue siendo un coche del montón y el bicampeón asturiano consigue que siempre esté entre los primeros, aunque a muchos segundos de los Mercedes. Este domingo, en Austria, Alonso ha vuelto a hacer una exhibición de pilotaje, pero solo le ha servido para ser quinto tras los Mercedes de Nico Rosberg y Lewis Hamilton y los Williams (también Mercedes) de Valteri Bottas y Felipe Massa.

"No hay más, lo he intentado todo, todo, pero esto es lo que hay, lo que tenemos y, si en las rectas Massa me superaba por casi 15 kms/h., no puedo hacer más aunque, a mi juicio, he hecho, sí, la mejor carrera de esta temporada", comentaba Alonso, que ni sonreía.

Alonso, cerca de la tercera plaza

Bueno, sí, sonrió cuando el periodista de TV-3 le preguntó si acabar este año tercero del Mundial sería un éxito. "¿A ti que te parece?", le dijo sonriendo, amablemente. "Claro que sería un éxito, sería…..¿hay niños, verdad?, bueno, pues eso, un éxito". Y, en ese sentido, Alonso mostró su satisfacción por haberle arañado seis puntos al australiano Daniel Ricciardo (Red Bull), que acabó octavo en Spielberg. "Ya estamos a solo cuatro puntitos de esa soñada tercera plaza".

Alonso volvió a repetir que es imposible codearse con los Mercedes y, también, sí, con los equipos que equipan su motor. "Además, hoy hemos vuelto a tener problemas con el motor eléctrico y, en determinados momentos de la carrera, hemos tenido que reducir la potencia de ese propulsor", afirmó.