Fernando Alonso, Oviedo, 39 años, segunda aparición en las 500 Millas; Alex Palou, Barcelona, 23 años, primera comparecencia en Indianápolis y quinta carrera en su primera temporada en la Indy. La experiencia es mínima. El asturiano lucha por una muesca más en su labrada culata de títulos mundiales en F-1, Resistencia, karting…; el catalán pelea por hacerse un hueco como piloto profesional y poder vivir de las carreras de coches. Cada uno, a su manera, con sus armas, buscan (domingo 20:30 horas, Movistar) la gloria de la victoria, sabiendo que depende de tantos factores que suele decirse que nadie gana la prueba sino que “son las 500 Millas la que eligen al ganador”. Esta vez sucederá en silencio, a puerta cerrada, sin el atronador ambiente de las 400.000 personas que llenan las gradas en cada edición, con el único sonido de los motores, pero con toda la mística que envuelve a esta icónica carrera.

Elogios a la presencia de Alonso

Lo último que había hecho era dar saltos por las dunas con un todo terreno de Toyota. en el Dakar. Fue a comienzos de enero. Desde entonces, Alonso no había rodeado con sus manos un volante de competición. “Ay, ay ay”, suspiro con alivio e ilusión cuando se introdujo en el 'cockpit' del McLaren Arrows hace una semana para los test de la Indy y comenzar a rodar a casi 400 kilómetros por hora en un óvalo. “No puede haber un cambio de especialidad más extremo”, mantiene, con razón, Alonso. “Hay que agradecerle que esté aquí. Solo el hecho de intentarlo merece toda nuestra admiración.. y tiene más opciones de ganar de lo que dicen los números”, dicen los especialistas de los óvalos, los favoritos al triunfo como el poleman de esta edición y una de las vacas sagradas aquí, Marco Andretti.

Pero Alonso no está en el óvalo para participar. Esa palabra no figura en su vocabulario de intenciones. “Mi mayor motivación es ganar en cualquier cosa que haga”, suele repetir. Así ha sido siempre, desde niño, cuando buscaba la máxima concentración para ganar en cualquier juego de mesa a los mayores entre manga y manga del kárting, en cualquier partido de tenis o fútbol con sus amigos, en esas etapas de ciclismo que se monta con los más alegados… en todo. Dejó la F-1 a finales de 2018 para buscar nuevas experiencias. Ganó en las 24 de Horas de Daytona con Cadillac, las 24 Horas de Le Mans (en dos ocasiones) y el Mundial de resistencia con Toyota, estuvo a punto de ganar una etapa en el Dakar… Y, ahora, regresa al óvalo de Indianápolis para cerrar esa Triple Corona que tiene metida entre ceja y ceja antes de regresar a la F-1 con Renault el próximo año. A punto estuvo de lograrlo en 2017 en su primera y única carrera en la Indy, pero el motor Honda explotó cuando tenía todas las cartas en su manga para ganar en las últimas vueltas.

De aquella experiencia —volvió el año pasado pero no se clasificó con un equipo aún por construir— salió con una obsesión, con un secreto: todo se basa en cuidar el neumático delantero derecho en el último 'stint' de 10 vueltas donde se decide todo. Y más aún es esta edición porque el nuevo “aeroscreen” que protege el 'cockpit', degrada aún más las gomas en los rebufos. Las 500 Millas se asemejan a una etapa llana de ciclismo, donde los sprinters lo deciden todo en el ultimo kilómetro. “Son 200 vueltas, pero lo importante llega en las últimas 50. Hasta entonces importa poco, porque incluso te puedes desdoblar en cada bandera amarilla”, recuerda Alonso. Y para eso ha preparado el coche. Partirá desde la posición 26 que logró en la clasificación del pasado sábado donde su coche aún no disponía de los mejores reglajes tras el accidente en los libres. Patricio O’Ward y Oliver Askew, compañeros del español, acabaron entre los más rápidos en la última sesión de libres del viernes.

Palou, una auténtica revelación

Alonso rodaba entre los cinco mejores durante las sesiones libres hasta el accidente del jueves de la semana pasada. La reparación trastocó los planes del equipo. Craig Hampson, el ingeniero jefe, reconoce que fue un traspiés pero no nada por perdido: “Hay que trabajar en los reglajes, solo eso”, mantiene. "Estoy confiado. Para la carrera tenemos un buen set-up y tenemos ambición. La velocidad del coche está ahí y el set-up del coche para la carrera es mejor que el de la clasificación, así que creo que podremos remontar en la carrera, pero para ganar en las 500 Millas tienes que tenerlo todo en su sitio. Hay muchos factores, algunos en tu mano y otros no, así que vamos a cruzar los dedos”, sentencia Alonso.

La Triple Corona, una victoria más, otra muesca en su palmarés, otro coche para su museo, antes de regresar a la F-1 las próximas tres temporadas. Realmente, nada de lo que suceda este domingo cambiará la vida de Fernando Alonso. Pero sí puede dar un vuelco total al universo de Alex Palou. Tras muchos sinsabores en las carreras soporte que labran el camino a la Fórmula 1, el catalán encontró en la SuperFórmula de Japón el reconocimiento para intentar la aventura en la Indy. Lo hace en el equipo más modesto, el Dayle Coney, el único sin patrocinador.

Pero el joven catalán de 23 años que sorprendió a propios y extraños con un podio en la tercera carrera de esta temporada, ha confirmado su velocidad en cada sesión de estas 500 Millas. Se clasificó para luchar por la pole junto otros ocho más, y solo la avería en un dispositivo aerodinámico le privó de mejor posición, aunque arrancará octavo. “Tengo un coche con el que he luchado por la pole y casi la pude conseguir. En tráfico me noto con los otros bastante bien… Sí claro que sueño con ganar”, dice resulto, frotándose los ojos aún sin creerse que es protagonista en las 500 Millas. “Me dan un poco de miedo las paradas en boxes, somos lentos.. y tengo curiosidad por saber qué pasará cuando intente adelantar a Scott Dixon y gente así que han ganado la carrera y llevan tantos años…”.