Era el gesto, no del derrotado, no del fracaso, sino el gesto de todo un bicampeón resignado, que es el rostro que, desde que empezó el Mundial de F-1 y se dio cuenta de que, de nuevo, otra vez, Ferrari había fallado en el diseño de su coche, muestra Fernando Alonso, que el viernes se quedó fuera, por vez primera en mucho tiempo, de la calificación de los sábados ya en el primer entrenamiento, donde no solo Alonso sino también su compañero, el finlandés Kimi Raikkonen, y, peor aún, más llamativo todavía, los dos Williams-Mercedes de Felipe Massa y Valteri Bottas, primero y segundo en la parrilla de Austria de hace quince días, también quedaron eliminados.

Una mala decisión

"La pista se estaba secando y todo el mundo fue raudo y veloz en montar los neumáticos de seco", explicó Alonso. "Nosotros fallamos, no fuimos listos y salimos con las ruedas de seco una vuelta más tarde que los demás, cuando justo empezó, de nuevo, a llover y, claro, ya no nos quedaba tiempo. Ellos pudieron aprovechar ese juego de seco antes de que lloviese pero a nosotros, que salimos algo más tarde, nos pilló la lluvia. Esto es Silverstone, Inglaterra, y estas cosas pasan".

Carrera divertida

Eso sí, Alonso, que seguía con relativo buen humor, insisto fruto de la resignación en la que vive permanentemente, bromeó con la idea de que "muchas veces montas los neumáticos adecuadas en el momento justo, sobre todo en días que llueve o no llueve, y te conviertes en el héroe de la calificación; hoy no ha sido así y hemos fallado". Para el bicampeón asturiano "en las condiciones en las que estamos, que es materialmente imposible ganar una carrera y muy difícil subir al podio, me temo que es casi lo mismo salir octavo o noveno, que salir el 18º".

Salir desde tan atrás sí permitirá, según el piloto de Ferrari, "vivir una carrera distinta, sin presión, sin agobios, así que puede que nos lo pasemos bien, intentando apurar en la arrancada, pasando a coches inferiores al nuestro y quién sabe si el mal tiempo, los incidentes, las salidas del coche de seguridad, es decir, un gran premio movido nos pueda deparar, al final, alguna sorpresa".