F de Fernando, de fórmula. A de Alonso, de atrevido. 1 de número uno. Fernando Alonso y la F-1 vuelven a citarse esta semana en Melbourne, una ciudad carismática para el asturiano. El Mundial arranca el domingo en Australia. Desde entonces hasta el 24 de octubre, 18 grandes premios, un puñado de continentes y un nuevo reto: codearse con los mejores pilotos del mundo.

"Alonso ya está listo para competir al más alto nivel. Ya puede codearse con los mejores pilotos del Mundial tras la gran temporada que hizo el pasado año". Palabra de Michael Schumacher, hexacampeón del mundo, dicen que el más grande de todos los tiempos.

Pero Alonso, contrariamente a lo que muchos piensan, no se lo cree, no es un engreído. Si alguien tiene los pies en el suelo es este muchacho de 22 años con el mejor palmarés de cuantos jóvenes han logrado inscribir su nombre en el libro de oro del gran circo . El asturiano sabe que él y Renault están en una temporada vital, decisiva. El año en el que uno y otro, piloto y fábrica, han de dar el salto al pelotón de ganadores.

ENTRE LOS MEJORES El año pasado, el muchacho de Oviedo lo hizo todo perfecto, convirtiéndose en el ganador más joven de la historia y en el piloto más joven en lograr una pole , un podio y una vuelta rápida. Más aún: acabó sexto en la general, por detrás de Michael Schumacher, Raikkonen, Montoya, Barrichello y Ralf Schumacher. Superó a Coulthard. "Este año he de dar otro pasito e intentar superar a otro de los poderosos", dice.

Su fábrica acabó en cuarta posición, detrás de Ferrari, Williams-BMW y McLaren-Mercedes. "Me gustaría que en el 2004 superásemos a alguno de estos adversarios, sería maravilloso", asegura sin recato Patrick Faure, presidente de Renault, en la presentación del equipo en Palermo. "Este año ganaremos varias carreras, ya verán", añade Flavio Briatore, el director deportivo.

Ya ven que los hay mucho más atrevidos que Alonso. Este niño prodigio no esquiva los elogios. Le gustan desde que nació, desde que se toreó a todos sus rivales en el kárting, desde que ganó las fórmulas de promoción, desde que consiguió convertirse, en Melbourne-2001, hace ya tres años, en el piloto más joven que acababa un gran premio. Y lo hizo el mismo día que debutaba. El mismo día que empezaron Juan Pablo Montoya, que llegó a ser tercero hasta romper el motor, y Kimi Raikkonen, que, imitando a Pedro Martínez de la Rosa dos años antes, fue otro de los debutantes que consiguió puntuar en un gran premio.

Y, miren por donde, ellos tres son, dicen, los únicos que pueden hacer sombra al ya mítico Schumi . "Si empezamos bien --y la pretemporada nos permite ser muy optimistas-- podemos aspirar a ganar cinco o seis carreras. ¿El título? No, no. Vayamos paso a paso", reflexiona.

Pero Alonso sabe que los mismos ojos que apuntan a Ferrari, que parpadean por saber si éste será el último año de Schumacher, que se quedaron como platos al ver la doble quilla del Williams y que han enrojecido al oír las quejas de Raikkonen y David Coulthard antes de coger el avión hacia Australia --"nos falta de todo, potencia, fiabilidad, de todo", han clamado a coro--, lo consideran como uno de los grandes favoritos para asustar a los más poderosos.

EL EXPONENTE Alonso es la punta de lanza de un proyecto que busca su coronación la próxima temporada. Faure y el conquistador Briatore han reconocido que el Mundial que empieza esta semana será la plataforma para el gran reto: "En el 2005 aspiraremos al título, seguro". Todo parece indicar que han acertado con el arma adecuada. El nuevo R-24 se ha convertido rápidamente en un coche rápido y fiable. "Es el hermano mayor del R-23, y eso ya es mucho", ha comentado Jarno Trulli, compañero y amigo de Alonso.

Alonso no ha levantado la voz. Está satisfecho de los tiempos de los entrenamientos. Pero es prudente. "La hora de la verdad será el sábado, en los entrenamientos, y el domingo, en la carrera. Hasta entonces todo el mundo es el mejor". No es el Concorde, otra de las maravillas de la ingeniería francesa, pero el R-24 ha puesto en manos de Alonso un bólido lo suficientemente puntiagudo, agresivo, como para pinchar el globo Schumacher .