La aviación militar de Pakistán confirmó ayer lo que se temía desde hacía varios días. El alpinista vasco Alberto Zerain, de 55 años, y su compañero, el argentino Mariano Galván (37 años), perdieron la vida en el Nanga Parbat (8.125 metros) al ser arrastrados por un alud a unos 6.000 metros de altura.

Ambos llevaban desaparecidos desde el 24 de junio, última vez que se tuvo contacto con ellos tras iniciar el ataque a la cumbre por la arista Mazeno del Nanga Parbat, conocida también como la montaña asesina (81 montañeros han fallecido a lo largo de la historia intentando escalarla, entre ellos el aragonés Antonio López en 1994), solo superada por el Annapurna.

«El equipo de rescate vio pisadas hasta que desaparecen en un punto concreto, donde se aprecia una placa de nieve desprendida», explicaron fuentes diplomáticas españolas en Pakistán tras hablar con los pilotos que, por dos veces, sobrevolaron en helicóptero, y hasta 7.400 metros, la zona donde se produjo el accidente. Otro aparato ya inspeccionó la zona el pasado miércoles pero, debido al mal tiempo y después de tres horas de búsqueda, regresó sin poder ver nada.

Zerain, nacido en Vitoria, era un experto alpinista con 10 ochomiles a sus espaldas, entre ellos el Everest (8.848 metros), que ascendió en 1993, y el K2 (8.611 m.), en el 2008. «Esto no ha ocurrido por imprudencias o inexperiencias, son casualidades que se dan en la montaña», decía el montañero vasco Juanito Oiarzabal, amigo de Zerain. «No tiene sentido intentar un rescate de los cuerpos porque el punto donde se produjo la avalancha es inaccesible», agregaba Oiarzabal.

«El peligro es un fantasma que a unos les ahoga y otros saben manejar», explicaba el propio Zerain en la web de Desnivel tras conquistar el pasado mayo el Annapurna (8.091). Junto a Galván había ascendido el Manaslu (8.156) metros) y el Dhaulagiri (8.167 m.) en una cordada purista.