La portería es una posición de riesgo, un lugar que agranda los errores y que pone al portero en el foco. Por eso, es mejor que el debut para un meta criado en la cantera, con 8 años ya en el club, para un portero de tanta proyección como Óscar Whalley, en la agenda entre otros del Everton para sus categorías inferiores, llegue en un partido con tan poco en juego, para que temple nervios y gane en confianza. Lo cierto es que a Whalley le salieron todos de golpe en su estreno en el primer equipo y en La Romareda.

"He estado un pelín nervioso, más que en otras ocasiones y sobre todo al principio. Y eso que mi característica es la tranquilidad, pero no es lo mismo jugar en La Romareda que en la Ciudad Deportiva", razonó el portero, que vio cómo el remate de Bernardo a bocajarro tras un centro desde la derecha se le colaba entre las piernas para culminar un primer choque profesional para olvidar: "Bernardo cabeceó y el balón se quedó ahí, pero me giré al lado contrario y se me escapó", aseguró.

La tarde no empezó bien para el arquero, pese a los consejos de Leo Franco, que "me dijo que estuviera concentrado y que no me confiara". El primer balón, una falta de Joni, lo despejó mal, flojo, y Mandi no acertó. En el segundo, en otra jugada de estrategia, salió muy tarde y Scepovic remató de cabeza a la red, pero el linier pitó fuera de fuego.

La poca respuesta ofensiva del Sporting hizo que tuviera menos trabajo del previsto, pero el balón le hizo una mala pasada al intentar bloquear un centro, ya en la segunda parte. La Romareda, que aplaudió su nombre al anunciarse por megafonía en las alineaciones, quiso darle confianza con palmas en los siguientes que atrapó en la recta final, ya con el Sporting más volcado. Hasta que llegó el gol de Bernardo para emborronar un agrio debut. "Ha sido muy bonito debutar aquí y estoy muy contento", añadió. Seguro que el futuro le da muchos partidos mejores...