Uno de sus primeros recuerdos relacionados con el tenis lo vivió en Kapaonik, un pueblo rural al sur de Serbia donde nadie había tocado nunca una raqueta. «Ahí vi por televisión a Pete Sampras ganando Wimbledon», explicó ayer en Melbourne. Aquella imagen marcó el destino de Novak Djokovic. Se enamoró del juego y se prometió aspirar a ser tan bueno como el estadounidense de origen griego.

Pero, por muy ambicioso que fuera, Nole no podía ni soñar que un día superaría los 14 títulos de Grand Slam logrados por Sampras. El serbio lo hizo ayer en Melbourne, donde dejó sentadas también las bases de la ambición que le mueve. Llegar a los 20 grandes que tiene -de momento- el suizo Roger Federer y prepararse mejor que nunca para truncar el dominio avasallador que Rafael Nadal ejerce en la arcilla de Roland Garros (11 títulos) son los dos siguientes objetivos que se ha marcado el tenista serbio, situado ya en el tercer puesto del podio en cuanto a torneos grandes conquistados, una vez superado a su inspirador infantil.

Djokovic presumió de estar en el mejor momento de su vida tanto en el aspecto mental, físico y emocional, lo que le anima a proseguir con sus ambiciosas metas. Y no es que venga de ganar pocas cosas. Al contrario.

El reto de París

Es la tercera vez en que el actual número 1 enlaza al menos tres títulos en torneos del Grand Slam (Wimbledon, EEUU y Australia), cosa que ya hizo entre las temporadas 11-12 y 15-16, en este último caso completado con su único Roland Garros, en lo que se dio en llamar el Nole Slam (cuatro títulos seguidos en temporadas consecutivas).

«Por supuesto que me motiva intentar llegar a los 20 grandes de Federer», aseguró Djokovic, que cada vez se va a centrar más en los grandes torneos. «Los Grand Slam y los grandes torneos son mi principal prioridad este año y los que vengan. ¿Cuántos? No lo sé. Ahora quiero centrarme en mejorar y trabajar más en mi juego sobre tierra batida de lo que lo hice el año pasado».