Llegar y besar el santo. A Movilla le bastó con su debut en La Romareda en Liga para ganarse el corazón de la grada, que no sólo aplaudió algunas de sus acciones durante el encuentro ante la Real Sociedad sino que hasta un sector le cantó al final del choque un feliz cumpleaños porque el domingo cumplió 29 años. No pudo tener mejor celebración. Volvió a jugar noventa minutos en un encuentro, algo que no hacía desde el último encuentro del pasado campeonato, también ante el conjunto donostiarra, cuajó una buena actuación y además el Zaragoza sumó la victoria. Un día redondo, vamos.

"Me halagan mucho esos aplausos que recibí y esas muestras de cariño por mi cumpleaños. Todavía no llevo ni una semana aquí y es de elogiar este apoyo, aunque la única forma en que puedo agradecérselo es hacer buen juego y dejarme todo cuando esté en el campo", señala el jugador madrileño, que lanza un mensaje a la grada de que no se conforma con lo ofrecido en su debut liguero. "Estoy feliz de que aprecien mi juego y voy a ir a más", espeta.

Rendidos elogios

Pero no sólo la afición acabó satisfecha con el primer partido liguero de Movilla, que había debutado con su nueva camiseta en el choque de Copa en Vitoria, donde jugó la segunda parte. También sus compañeros, tanto en público como en privado, reconocen que la aportación del Movi va a ser fundamental en el tramo final de Liga, sobre todo al nivel que ofreció en la primera media hora de juego frente a la Real. "No creo que acusara demasiado la falta de ritmo, aunque sí es normal el cansancio tras muchos meses sin jugar. Lo que sucedió también es que tras esos minutos buenos de salida, ellos taparon más la línea de pase y se notó en el juego", sentencia.

"En líneas generales, acabé satisfecho, con muy buenas sensaciones", apostilla, antes de dejar claro que lo fundamental no llega en el capítulo individual sino en el colectiva, en un triunfo logrado ante la Real Sociedad que es todo un balón de oxígeno dada la mala situación clasificatoria del conjunto aragonés: "Ojalá esta victoria marque un antes y un después, pero estos tres puntos suponen de momento un pasito más, de los muchos que nos quedan por dar todavía".

Para darlos y sellar la salvación en Primera lo antes posible, Movilla ofreció como modelo el arranque del partido ante el conjunto donostiarra, donde el esférico sólo tuvo color zaragocista. "El camino a seguir es tener lo más posible el balón, el control del partido y marcar los tiempos. Posiblemente lo tuvimos en el comienzo, pero después nos faltó. Eso es lo que tenemos que evitar y más en casa, donde tenemos que hacer un fortín".

El, sin duda, va a ser pieza básica en esa capacidad para mantener mejor el balón. Movilla ha demostrado en dos partidos que condiciones le sobran para ser el cerebro del equipo, labor que ya hizo en el Atlético y en el Málaga. Por eso la grada le ha abierto de par en par las puertas de su corazón.