La trayectoria casi impecable del Casademont Zaragoza y un cuadro de emparejamientos favorable invitaba a soñar con algo grande en esta Copa del Rey de Málaga. Pero el equipo aragonés se despidió a las primeras de cambio al caer con el anfitrión por 90-86 en un partido que comenzó bien, mandando, pero en el que se desnaturalizó tanto al final que acabó perdiendo sin remedio. Los problemas con el rebote, motivados por la descompensación que provoca la falta de un pívot, la gestión de los minutos finales o la excesiva dependencia de Seeley fueron los principales motivos para que el equipo dejara pasar esta gran oportunidad.

1. Catorce puntos más en contra de lo habitual

Una de las claves del Casademont esta temporada ha sido su defensa. Cuando ha frenado a su rival, ha salido triunfador. Ante el Unicaja no fue así. El equipo de Fisac dio vida a su rival permitiendo que los jugadores malagueños anotaran por insistencia y por confianza. Básicamente, el Unicaja anotó más puntos porque tiró mucho más a canasta, lo que vino propiciado por la pérdida del rebote en el equipo aragonés. Si, además, al cuadro de Fisac le costó un mundo anotar, con Seeley como único juador entonado, el resultado fue ir siempre a remolque en la segunda parte sin posibilidad de remontar. Sin encadenar unas buenas defensas es imposible hacer un parcial favorable que te devuelva al partido. El Casademont está encajando una media de unos 76 puntos por partido y el viernes se fue con 90 en contra.

2. Descompensados y sin rebote sin pívot

Llegar al torneo sin Javier Justiz, que sufría problemas en su rodilla prácticamente desde el verano, y sin un sustituto ha terminado siendo un lastre demasiado pesado. La solución de meter a Radovic al cinco es puntual y sirve en algunos partidos contra determinados rivales. Pero descompensa al equipo. Porque otro de los fuertes del Casademont era su poder reboteador, representado básicamente en sus cuatros, Radovic y Barreiro. Con el montenegrino en el cinco, ni él captura tantos rechaces, ni lo hace Barreiro ni lo hace Benzing. El alemán, que se aplicó en los minutos finales en ataque, se llevó un solo rebote en toda la noche.

Así que el Uniacja no solo ganó claramente esa batalla sino que dispuso de hasta tres y cuatro lanzamientos en muchas jugadas del partido. El conjunto de Luis Casimiro dispuso de 16 tiros de campo más que el Casademont. Demasiadas oportunidades que los andaluces no desaprovecharon. Basta con decir que el mejor reboteador del Casademont fue Brussino, con 10 capturas. Por contra, se echaron de menos los puntos del argentino.

3. Un cúmulo de errores en el tramo final

Entre otras cosas, la sensación de oportunidad perdida quedó flotando en el ambiente porque, a pesar de todo lo anterior, el Casademont pudo superar al Unicaja. Los minutos finales, sobre todo los últimos cuatro, fueron una sucesión de errores por parte de ambos conjuntos, pases mal dirigidos, pérdidas de balón y hasta un campo atrás cometido por el Casademont en la cuenta atrás del partido. Demasiados errores por parte de ambos conjuntos, pero fue el aragonés el que salió peor parado. Fuera por la falta de experiencia, fuera por la presión del momento, el caso es que al conjunto aragonés se le escapó el partido de las manos. Hasta ahora el equipo de Fisac había demostrado su templanza y competividad en partidos complicados, remontando incluso un buen puñado de puntos. Pero en el momento de la verdad, en la Copa, no fue así.

4. En ataque, Seeley y muy poco más

Otra de las fortalezas del Casademont este curso ha sido su juego colectivo. Como suele decir Fisac, el equipo tiene muchos jugadores que hacen muchas cosas para ganar partidos. Eso le ha dado muchas victorias y eso fue precisamente lo que no hizo el viernes ante el Unicaja. El Casademont dependió excesivamente de los puntos de DJ Seeley, que fue el mejor del equipo con diferencia, pero apenas tuvo más argumentos. El escolta americano hizo gala de toda su calidad y, en la primera parte, ya había hecho 18 puntos. Terminó con 29, camino de convertir su actuación en histórica, pero hace falta algo más que eso para ganar partidos. Tan solo Benzing se animó al final, pero fue insuficiente.

Además, Seeley tuvo que estar un buen rato en el banquillo al señalarle la tercera falta personal y ahí se le fue del todo el partido al equipo aragonés. El Casademont dejó escapar una ventaja de nueve puntos, dejó que los jugadores del Unicaja cogieran toda la confianza del mundo y empezó a hacérsele muy cuesta arriba lograr puntos. DJ Seeley catapultó al equipo en la primera parte y sin Seeley se le empezó a escapar al final.