Antonio Hidalgo (1979, Granollers) llegó al Zaragoza en la 08-09 para ser una pieza clave de un equipo que buscaba el ascenso. Sin embargo, no encontró su lugar en el esquema de Marcelino y a los seis meses se fue cedido al Osasuna. Ahora es el capitán del Sabadell.

--Hoy pisará La Romareda por primera vez desde su marcha. ¿Tiene una espinita clavada por no haber cuajado aquí?

--Claro. Eso uno siempre lo tiene. Llegué con mucha ilusión después de hacerlo muy bien en Málaga y las circunstancias no se dieron para que pudiese salir bien la cosa. No me entendí bien con el entrenador y seguramente también fue parte culpa mía al no poder dar lo que el entrenador quería.

--¿Qué pasó? ¿Marcelino no le daba libertad ofensiva?

--Sí. Yo, en mis comienzos, siempre había jugado de pivote, pero con los años había evolucionado a posiciones más cercanas a la portería. Venía de hacer 14 goles en el Málaga y el rol que yo sentía que tenía que tener no era el que quería Marcelino, porque él, en principio, no jugaba con mediapunta hasta que no subió Ander (Herrera) a la primera plantilla. A partir de esta situación, está claro que las dos partes decidimos que lo mejor era buscar una alternativa para mí.

--¿Qué jugadores quedan de su etapa en el equipo?

--Queda Laguardia, porque Paredes estaba hasta hace poco, pero rescindió. Ya se sabe cómo funcionan las cosas en el Zaragoza en estos últimos años. Van y vienen jugadores todos los años; eso crea inestabilidad.

--¿Cómo vio al club durante aquellos seis meses?

--El Zaragoza está acostumbrado por su historia a estar en Primera División, y además en posiciones altas, ganando Recopas, ganando Copas del Rey. Evidentemente, el tiempo que yo estuve era convulso, con mucha división en el club y en el entorno y así se hace difícil.

--¿Qué recibimiento espera? Aplausos, pitos, indiferencia...

--Si digo la verdad, no espero nada especial ni en un sentido ni en el otro. Cuando vuelves a sitios en los que has estado años y has dejado huella, pues entiendes que haya algún tipo de recibimiento, pero estuve muy poco tiempo, solo pude jugar seis meses. Aún así, estoy agradecido por el trato que me dieron.

--Ustedes llegan muy cerca de los playoffs. ¿Cómo afrontan el partido?

--Con muchísima ilusión. Nosotros sabíamos que nuestro primer objetivo era la permanencia y yo creo que con 54 puntos, aunque no matemáticamente, prácticamente la tenemos. Ahora, a centrarnos en conseguir un puesto que nos dé opción a luchar en la promoción.

--¿Qué le parece el Zaragoza? ¿Aún puede ascender?

--La victoria el otro día en el campo del Córdoba le da la tranquilidad de tener esos 50 puntos. Tiempo tienen, pero los que están por detrás tienen muy poco margen de error. La promoción estará en 61 o 62 y para llegar el Zaragoza lo tendría que ganar todo. Bajar de Primera y subir al año siguiente es difícil. Y al Zaragoza se le exige, no solo que ascienda, sino que haga muy bien las cosas. Recuerdo los primeros seis meses con Marcelino, que ganábamos en casa, pero no estábamos arriba del todo y La Romareda era muy exigente.

--¿Cuentan con aprovecharse del malestar de la afición zaragocista durante el partido?

--Nosotros fuera de casa bajamos bastante nuestras prestaciones. Somos el mejor local y el peor visitante. En ese sentido, si queremos tener alguna opción, debemos intentar llevar la iniciativa como hacemos en casa y luego intentar jugar con ese posible nerviosismo que ellos puedan tener en casa.

--Tras pasar por muchos clubs, se ha asentado en el Sabadell.

--Sí, porque vivo en mi casa de siempre, que está a 20 minutos de Sabadell. Son mis últimos años en el fútbol y qué mejor que estar en casa.