El azul del CN Helios se ha teñido de luto. Los más de 300 jugadores, grandes y pequeños, que conforman su sección de baloncesto no podían creerse que ese chaval divertido, amable, siempre dispuesto a ayudarles del equipo de Primera Nacional, haya desaparecido para siempre. Miguel Gimeno, base y escolta del conjunto azul, perdió la vida el sábado al salirse el coche en el que volvía de Vitoria en una carretera alavesa. Tenía 21 años, los mismos que María, la chica con la que salía desde hace seis, con la que había ido a Vitoria y que también fue jugadora del Helios hasta edad júnior. Ahora juega con el Antiguo Boscos en la Primera Aragonesa.

"Era un chaval excelente dentro y fuera de la pista. Dentro era serio y calmado, pero fuera era todo lo contrario. Súper divertido, sin un mal gesto ni una palabra para nadie”, señala Lourdes Ibarbia, coordinadora de la sección de baloncesto del club. El impacto en Helios, en su equipo, era devastador. “Somos una familia, era muy querido porque son jugadores que salen de las categorías de formación”, apunta José Ángel Morós, su entrenador, totalmente abatido.

Miguel Gimeno jugaba en Helios desde edad cadete, desde los quince años, y había pasado por todas las categorías hasta la Primera Nacional. Hijo único, sus padres eran unos entusiastas seguidores de Miguel, unos apasionados del baloncesto, y no se perdían ningún partido. El compromiso de padres e hijo con este deporte era absoluto. Estudió en el CEIP Río Ebro, donde desde octubre del 2018 había empezado a ser entrenador de niños de ocho y nueve años. En la Universidad de Zaragoza cursaba Relaciones Laborales y Recursos Humanos y en la Universidad de Cantabria había hecho un curso de Habilidades y Competencias a través del Coaching.

Sus estudios y el baloncesto eran dos de sus grandes pasiones. Sus amigos, su pareja y sus padres formaban su vida. “El equipo es una piña porque, más que jugadores, son amigos. Llevan toda la vida juntos”, explica Ibarbia, todavía asimilando la tragedia. “Siempre le agradeceré que consiguió que amara el baloncesto tanto como él lo hacía”, señala uno de sus mejores amigos. En edades de formación los equipos son mucho más que equipos y el baloncesto mucho más que un deporte. Une a la gente de una manera profunda y definitiva. Por eso el impacto por la pérdida de Miguel en la familia heliófila es tan hondo. Toda la felicidad que irradiaba y contagiaba Miguel se ha convertido en tristeza y pena.

Las reacciones no se hicieron esperar. Fue el propio CN Helios quien comunicó la triste noticia en sus redes sociales y, a partir de ahí, tanto la Federación Aragonesa de Baloncesto como numerosos clubs, jugadores y exjugadores se unieron al pésame a la familia heliófila. El club estaba en estado de shock y, tal y como indica su presidente, Javier Arjol, a total disposición de la familia para acompañarles en tan doloroso trance.

Gimeno había ido a Vitoria de vacaciones, aprovechando para ver el Baskonia-Barcelona de la Euroliga. A la vuelta, el Ford Fiesta en el que viajaba junto a su pareja se salió en la carretera A-2124, a la altura de Samaniego (Álava), y se despeñó por un barranco. Ambos ocupantes tuvieron que ser excarcelados por los bomberos. Miguel había fallecido y María fue trasladada al hospital con una pierna rota y un hematoma en el cráneo. Los restos mortales del jugador llegaron en la tarde del domingo a Zaragoza para ser velados en el Tanatorio de Torrero. “Ha estado poco tiempo en la Tierra pero disfrutó con todo lo que hacía. Y nosotros también hemos disfrutado mucho con él”, concluye Ibarbia.