Era Xavi el gran protagonista. Pero no el único. La Romareda dedicó las más sonoras ovaciones para el que fue su capitán durante muchos años, pero hubo más espacio para otros reconocimientos: todo el equipo de la Recopa, Señor, Pablo Díaz, Kabir Naná... Fue una noche para disfrutar, para romperse las manos a aplaudir y los más de 10.000 aficionados que acudieron al estadio no escatimaron ni una pizca de merecido agradecimiento para el pasado y el presente del Zaragoza que se congregó en el Municipal en las cerca de dos horas y media que duró la cita.

Aguado saltó al césped envuelto en aplausos y recogió una pancarta en la que se leía: "Gracias por haber hecho realidad mi sueño". Fue el primer momento emotivo y hubo muchos más. José Antonio Aranda, el joven seguidor herido en Montjuïc, fue el siguiente protagonista, ya que realizó el saque inicial de un primer partido en el que cada intervención de Aguado era acompañada por aplausos, sobre todo un remate de cabeza al anticiparse a Pablo Alfaro, su gran amigo y siempre rival sobre el césped.

´Manteo a Kabir´

Cani, Corona, ¡Chaínho! o Garitano también escucharon aplausos, pero sobre todo Pablo Díaz, que puso fin a seis años como zaragocista y a una carrera deportiva cortada por una lesión. El defensa recogió emocionado ese reconocimiento de la grada, como también lo hizo Juan Señor, santo y seña para el zaragocismo. Los homenajes no acabaron ahí. El masajista Kabir Naná cerraba su etapa en el club, donde ha sido casi un padre para muchos futbolistas, que no dudaron en mantearlo en el centro del campo como muestra de cariño mientras La Romareda le brindaba el enésimo aplauso de la tarde. El Zaragoza será muy distinto sin él.

Unánime fue el aplauso para Víctor Muñoz, en un triple papel anoche, ya que fue técnico, jugador azulgrana y finalmente se integró en el equipo de la Recopa. Los Víctor Fernández, Cedrún, Nayim, Higuera, Pardeza, Belsué, Solana, Poyet, Belsué, Aragón, Darío Franco... se llevaron el cariño de la grada. Todos lo merecían y recogieron esa devoción de una gente que siempre los recordará como sus héroes. Por eso salieron al campo mientras se escuchaba el We are the Champions . Y lo hicieron junto a Aguado. Todos ya son parte de la leyenda porque al Zaragoza siempre le quedará París.