Kevin Durant lo hizo el año pasado en el tercer partido de las finales, en las que se coronó MVP, y lo repitió este miércoles. Apoteósico, brillante en un partido en que el genio de Stephen Curry se quedó en la lámpara, Durant anotó 43 puntos (su récord personal en unos playoffs), capturó 13 rebotes y dio siete asistencias. De su mano los Warriors contuvieron a los Cavaliers para imponerse 102-110 en Cleveland, pese a otra buena actuación de un LeBron James más efectivamente acompañado por sus compañeros que de costumbre. Los de la Bahía se colocan a una sola victoria de su segundo anillo consecutivo y el tercero en cuatro años.

La derrota en casa es un mazazo para LeBron y los Cavaliers. Ningún equipo de la NBA ha superado nunca el déficit 0-3. Y no solo la historia juega en contra. Ni con buenas actuaciones como la de esta última, cuando James anotó 33 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias, consiguen frenar a unos Warriors de amplios recursos y estrellas capaces de brillar juntas o por separado. Hay quien ya habla no ya del anillo que se da por perdido para los de Ohio, sino del fin de la segunda etapa de James en Cleveland ya que se convierte en agente libre.