¡Qué envidia me dáis! ¿Nos tiramos? Al borde de la piscina del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, Iñaki Urdangarín, vicepresidente del Comité Olímpico Español (COE), bromeaba ayer con las componentes del equipo español de natación sincronizada. "¿Os falta algo? Pedídmelo ahora", decía. La más atrevida respondió: "Por favor, un masajista al borde la piscina". Quedan pocos días, 17 exactamente, para la cita olímpica y las horas de trabajo y preparación se acumulan en los deportistas.

Los olímpicos del CAR tuvieron ayer una visita de altos vuelos. Iñaki Urdangarín, Rafel Niub² (secretario general del Esport de la Generalitat) y Rafael Blanco (director general del Consejo Superior de Deportes), entre otras personalidades, se acercaron a Sant Cugat para mantener un encuentro informal con un grupo de unos 35 deportistas que se hallan preparando la cita olímpica en el Centro de Alto Rendimiento. Atletas y nadadores (incluida la selección de waterpolo) integraban la mayoría del grupo.

Atentos a la coreografía

El recorrido se inició en la sala donde el halterófilo Santiago Martínez se entrenaba levantando una y otra vez las pesas, con el objetivo de acabar entre los 10 mejores de Atenas en la categoría de 94 kilos. La segunda parada llegó en la piscina donde las nadadoras de sincronizada trabajaban la nueva coreografía inspirada en Salvador Dalí, como homenaje al centenario del pintor catalán. Los dirigentes siguieron con atención varias partes de la vibrante coreografía de una de las esperanzas españolas de medalla en Atenas.

"Va a ser un ejercicio muy arriesgado e innovador", le explicaba la seleccionadora Anna Tarrés al duque de Palma. "Aún tenemos pendientes algunas cosas, como el estampado del bañador. Queremos que lleve la cara de Dalí, pero tenemos que decidir dónde la ponemos". En una especialidad tan plástica y vistosa como la sincronizada todos los detalles son importantes para arañar una décima más a los jueces, siempre exigentes en la búsqueda de la máxima armonía.

Iñaki Urdangarín no necesitaba muchas explicaciones de los deportistas para saber cómo se sentían a dos semanas de unos Juegos. Seguro que por su cabeza pasaron las imágenes de los días previos a la cita de Sydney 2000, el último de los tres Juegos Olímpicos de su carrera. No dudó en reconocer que sentía "muchísima" nostalgia por sus días en la élite del balonmano, cuando la selección española era un lugar común para él. "Sobre todo cuando me acerco tanto a los deportistas".

Adaptación más fácil

La experiencia le servía para reafirmarse en el convencimiento de que en la cita de Atenas la delegación española mejorara la cifra de 11 medallas obtenidas en los últimos Juegos, los de Sydney. "Estoy siguiendo la puesta a punto desde el otro lado. Creo que el hecho de que estos Juegos se celebren en un país europeo va a hacer que la adaptación sea menos complicada que la que se vivió en Sydney". De ahí que manifestara un pronóstico optimista: "Llegamos con los deberes hechos", dijo muy convencido Iñaki Urdangarín.

El mismo mensaje formulaba el director general de Deportes, quien comentó que la delegación española, aún pendiente de algunas incorporaciones, se situara en torno a los 330 deportistas en Atenas. "Estamos en la recta final de la preparación y el ambiente es muy bueno. Tenemos el convencimiento de que vamos a estar más cerca de Atlanta 17 medallas que de Sydney. También estamos seguros de que el número de finalistas será un 20% superior al de Sydney", afirmó optimista Rafael Blanco. Por lo menos, los deportistas del CAR trabajan sin pausa con ese objetivo.