Dice María que le gusta vivir colgada. De cuerdas, que quede claro. Ese impulso de vida le hizo dar otro salto con seguridad. Pasar de ser formadora a ertzaina, de policía rasa a rescatadora en la Unidad de Vigilancia y Emergencia (UVE). Ascendiendo esa vía anda Amos. Escalador y bombero de la Generalitat de Cataluña por obra y aprobado de la oposición del 2018, ahora quiere tirar para arriba, promocionar hasta el Grupo de Actividades Especiales (GRAE).

Su reunión es ese vínculo al vacío, a ayudar al otro, que se ha concretado en Benasque. Ambos han formado parte esta semana del primer curso del año de rescate vertical en lugares de difícil acceso de esta temporada de la Escuela de Formación Integral en Emergencias (EFIEMER), que desde el 2008 es un referente nacional en este tipo de especialización desde la Ribagorza.

Estar preparado para no dudar. Poder tener la cabeza libre para ejecutar unas maniobras que salven vidas y no pongan en peligro a nadie más. Estas son las premisas de una enseñanza que engloba clases teóricas en aula y el contacto con las cuerdas y la camilla en un entorno controlado como un rocódromo indoor antes de pasar a las prácticas en el barranco de La Muria, en la cara norte del Turbón. El día anterior se les entrega a los alumnos la topografía del terreno para que puedan planificar sobre el papel la acción que luego trasladarán a un lugar real.

Eficacia en lo esencial

El aprendizaje contempla el conocimiento de los nudos elementales o de los materiales a utilizar. También se desarrollan técnicas como triangulaciones, combinaciones de poleas, balanceos, tirolinas, frenos de carga, contrapesos… mecanismos para saber mover y trasladar a un accidentado en una camilla por un espacio estrecho y angosto, donde es elemental el control del STEF (Sistema Técnico de Equilibrado Fácil), que cambia la orientación horizontal o vertical del soporte según la lesión o la complicación de la orografía.

No es un curso para todos los públicos. Para poder acceder hay que cumplir unos requisitos mínimos. Hay que estar cómodo manejándose en altura, moverse con familiaridad entre mosquetones y lazadas. «Damos por hecho que al ser profesionales saben subir y bajar por una cuerda, porque necesitamos que su cabeza esté libre desde el minuto uno para que puedan ejecutar las técnicas de rescate y se olviden de cómo tienen que subir o bajar. Eso tiene que venir de serie», indica Iván Muñoz Bernabé, bombero ribagorzano, fundador de EFIEMER y profesor de estas jornadas.

La clave es la sencillez para ser efectivo. Porque menos es más cuando te encuentras en una situación de riesgo en una pared o en una sima. «Al profesional se lo tienes que dar muy fácil para que sea eficaz. Cuanto menos cosas tengas en la cabeza y más claras, mejor», indica Iván. De hecho estas técnicas han cambiado muy poco desde su estandarización tras unas pruebas realizadas en 1996 por una famosa marca de material de espeleología en Francia. «Con ellas se puede sacar a cualquiera de cualquier sitio. Hace unos años participé en Perú en el rescate de un espeleólogo madrileño al que se sacó desde 400 metros de profundidad o hace unos años se utilizaron estas mismas en un rescate en Alemania a cota de mil metros», recuerda Iván.

La ertzaina Ana del Vado lo tiene claro. Está en Benasque porque sabe de su responsabilidad. Quiere refrescar conocimientos, ampliarlos, para ser mejor para ella y para los demás. «Todos debemos saber qué tenemos que hacer en cada momento. La seguridad está por encima de todo. La de la víctima y la de los rescatadores, que nadie se mate por el camino», indica la rescatadora vasca.

En junio este curso se trasladará por segundo año a Tenerife, como en otras ocasiones lo ha hecho a Cuenca, a Cáceres... por la fama que ha adquirido entre los profesionales de la seguridad en montaña. La alta oferta hizo que tras el desconfinamiento se desarrollaran hasta seis cursos en Benasque. «Es un curso sin paja. Todo lo que estamos tocando es lo básico para realizar un rescate en montaña o en cavidad con eficacia y seguridad. El cien por cien de los que nos dan lo vamos a aprovechar», afirma Amos Pazos, bombero de la Generalitat destinado en Vilafranca del Penedés. Esta escuela realiza además otra enseñanza más específica para sanitarios, de mayor duración y sólo una al año, para recoger aspectos más esenciales.

Los protocolos por el covid han estado presentes desde el lunes hasta el viernes. Los nueve alumnos se han agrupado en equipos de tres, se tomaron temperaturas, portaron mascarilla y gran parte de la actividad se hizo al aire libre. «Somos apasionados de la docencia. Nos beneficia que buscamos grupos reducidos para mejorar la calidad», indica Iván Muñoz, que cuenta con un grupo de colaboradores de primer nivel, como el fotógrafo Chechu Arribas.