Va por vosotros, Aragón», gritó Marc Márquez al micro de la televisión, con guiño y beso soplado al aire incluido, una vez firmada su última conquista en el Mundial. Se sabe que el pequeño gran ilerdense, que vive a menos de dos horas del circuito de Alcañiz, tiene en Motorland uno de sus ojitos derechos. Nunca, nunca, ha dicho una palabra en contra del trazado aragonés. Al contrario, siempre lo incluye entre sus favoritos. Ya ha ganado aquí tres veces en MotoGP, más que nadie. Antes, por si fuera poco, se había subido a lo más alto del podio en Moto2. Es el rey «corriendo en casa», como dice él. Desde luego, es el piloto más aclamado en las gradas aragonesas con diferencia. Quitando a Rossi, claro. Lo de Valentino es otra historia, en Aragón y en todo el mundo. Su impacto es brutal, tanto que en Motorland se cree que si el Doctor no hubiese osado montarse en la moto, la cifra de espectadores habría sido quizá otra. Seguro.

De poco sirve debatir la hipótesis, ni falta que hace en Motorland, que ayer derribó otra muralla. No había superado la barrera de los 70.000 espectadores desde la primera edición en el asfalto aragonés, en el 2010, aquel año que le birló el turno a Hungría, el mismo en el que apareció el Rey para presidir el estreno. Era el otro rey, Juan Carlos. El único que reina ahora en Motorland es Marc Márquez, que huele a Mundial por los cuatro costados. Lo ganará si no vuelve a mosquearse consigo mismo como el sábado en Alcañiz. Le caben pocos errores ya en la cuenta, aunque está bien acostumbrado a rodar por lo suelos este año en el que ya ha tenido 22 caídas. Le salen casi a dos por fin de semana. No hay miedo, está visto.

Ayer no se cayó y rugió la grada de récord, con 70.541 espectadores, cuatrocientos y pico más que el año del debut. Tiene mucho mérito, en este sentido, el éxito sostenido de Motorland, que ha superado la crisis batiendo sus mejores marcas en las dos últimas ediciones del evento. Hace un año batía su plusmarca de 116.931 asistentes en todo el fin de semana, que correspondía también al 2010. Sumó casi 400 personas más en el recinto, una cifra que esta vez le negó el viernes. La lluvia del primer día dejó a la gente en casa, así que el total se quedó en 113.447.

Ya no hay miedo a los atascos de los primeros años, que los hay pero menos. Será también que la gente los lleva de otra manera, sobre todo camino de Zaragoza, la vía que mayores colapsos sufre. Las motos lo ven diferente. Ayer se desalojaron todos los parkings de dos ruedas del circuito en tan solo 45 minutos. Y había muchas motos, muchas, muchas.

En fin, que casi todo fue bueno. «Lo mejor en estos casos siempre es que no pase nada», explicó al final Santiago Abad, el nuevo gerente de Motorland, que hasta bromeó con la latosa niebla matinal. «La hemos encargado», dijo. Se refería a la neblina que escondió el circuito en las primeras horas del día, la boira del Bajo Aragón que provocó retenciones fuera y dentro, donde la organización se vio obligada a retrasar el comienzo de las dos primeras pruebas. La carrera de Moto3, además, se vio recortada. Los intrépidos muchachos se lo jugaron todo en solo 13 vueltas, con triunfo de Joan Mir, que será campeón del mundo en cuatro días.

Los italianos Morbidelli y Pasini dominaron en Moto2 antes de que llegaran las máquinas de MotoGP y la exhibición española, con los pilotos nacionales ocupando las cuatro primeras plazas. El quinto fue Rossi, sin el que el fin de semana hubiese sido bien diferente en todos los sentidos. Bravísimo. Valentino, que no puede caminar sin ayuda de una muleta debido a la fractura de tibia y peroné que sufrió hace tres semanas, levantó el vuelo hasta donde pudo. Marchó pegado a Jorge Lorenzo en las primeras vueltas, pero después apareció Márquez para ganar por delante de su compañero Pedrosa, del mallorquín y de Maverick Viñales. El Mundial se aclaró para Marc, muy emocionado. «No me encontraba a gusto con la moto, pero el hecho de correr aquí, en uno de mis circuitos favoritos, en mi casa, delante de mi gente, me ha hecho sacar una motivación extra. Si no llega a ser en Aragón, habría tirado la toalla», confesó. Sonó raro en boca de un valiente como él. Pero no se rindió en tierra noble. Y tuvo premio. Triunfo, liderato en solitario y camino de su cuarto cetro en MotoGP. Y tiene 24 años, 14 menos que Rossi.