Son periodistas que recorren el planeta en dos ruedas durante los casi ocho meses que dura el Mundial de MotoGP, desde Catar a Argentina, pasando por Austin, Australia o Motegi. No es literal, claro. Ellos van detrás, casi siempre a rebufo, en coche, en barco, en avión... No es fácil, reconocen, hay momentos duros, pero todos han sabido aglutinar en su modo de vida dos de sus grandes pasiones: el periodismo y las motos. Y todos, sin excepción, hablan maravillas de Aragón, de su circuito, de su gente, incluso de sus carreteras, y de todos esos pueblecitos maravillosos que serpentean por Teruel.

Emilio Pérez de Rozas (El Periódico de Catalunya) es uno de los veteranos en este circo, además de ser una de las caras más conocidas del mundo media, un atractivo foco entre la gravedad y la socarronería. "Hay una mezcla de ajetreo. Son muchos viajes, muchos aviones, coches de alquiler... y unas distancias enormes para cubrir cada día. Hay que tener en cuenta que solo en Barcelona se celebra el evento en una gran ciudad. Eso, que a veces no se tiene en cuenta, comporta un punto de inquietud, de peligro. No tiene nada que ver con seguir a un equipo de fútbol. Por otro lado, vas a sitios estupendos, lugares paradisíacos como Brno o Sachsenring, además de rinconcitos que descubres. Ahora, además, el Mundial se ha convertido en mediterráneo y se organiza mucho mejor que antes".

A Pérez de Rozas le maravilla Aragón, el complejo y su entorno. "Encontrar circuitos como Aragón es un lujo, es extraordinario. Las salas de prensa de Aragón o Barcelona no las tiene ningún circuito del mundo. Luego, el trazado es estupendo y Aragón lo tiene todo. Estás cerca, ya vengas en coche o en avión. Y tienes gastronomía, sitios... pueblos maravillosos. Es un lugar estupendo, un circuito comodísimo y una sala de prensa brutal", explica el periodista, que siempre tiene muy cerca a Nadia Tronchoni (El País), un contraste entre los más clásicos del Mundial. Pese a ser joven, lleva ya cinco años con la pasión pegada a la piel. "Cuando tienes tres carreras seguidas como las que vienen ahora, piensas que no puede ser tanto tiempo fuera, que vale ya. Pero cuando se te pasa por la cabeza no estar en algún gran premio, te das cuenta de la suerte que tienes de poder vivir esto. Tener que conducir por Japón y aclararte con aquellos GPS en símbolos, por ejemplo, u otras cosas así, te ayuda a ampliar tu visión del mundo. Llevo cinco años y no tengo ninguna gana de que se acabe".

Casas y pueblos

Tronchoni también tiene palabras de elogio para Aragón. "A algunos grandes premios les coges más cariño. En Misano, por ejemplo, hay tres o cuatro pueblos en la costa de Rimini y el 80% del paddock está por allí, en hoteles casi pensados para el turismo de la tercera edad. Es agradable, puedes salir a correr, ir a cenar andando. Aquí hemos estado cada vez en un sitio distinto, en Valderrobles, en La Fresneda, en Alcañiz... Para mí el momento feliz es el de la cerveza en grupo tras el trabajo. Y trabajar aquí es maravilloso. Comparado con otros sitios es fantástico".

Otro clásico de las salas de prensa es Filippo Falsaperla, de la Gazzetta dello Sport. "A diferencia de lo que sucede en Italia, aquí los políticos han hecho una cosa inteligente. Han hecho una operación fantástica, un motor para la economía, y el tiempo ha demostrado que funciona muy bien. Es un gran premio de alto nivel. La estructura es bella, los boxes son bonitos... Solo les falta que venga más gente a las Superbikes, pero en MotoGP, con tanto público, qué problema va a tener", dice el italiano, que comparte visión con José G. Maroto, de la revista Motociclismo: "Es uno de los que más me gustan. Los últimos años he estado viniendo en moto y la carretera desde Madrid es increíble, muy divertida. No hay tantos hoteles, tienes que ir más por casas, pero la gente nos trata fenomenal y las instalaciones son perfectas, con un circuito con desniveles, curvas variadas... Es, sin duda, uno de los mejores".

Maroto, que lleva más de diez años junto a los mejores, dice que "para estar aquí, te tienen que gustar las motos. Es cierto que se disfruta más desde fuera. A mí los grandes premios que menos me gustan son los de Francia e Inglaterra. No tengo nada contra ellos, pero el clima, el entorno... no es lo mismo. En España e Italia se viven con más pasión. Mi carrera preferida es Australia, que es casualmente la que está más lejos".