Treinta y cuatro minutos le costó al Naturhouse, una de las mejores plantillas de esta Asobal, ponerse por delante de un Aragón batallador como siempre, que jugó muy bien hasta donde le alcanzaron las fuerzas. Hasta ese momento había desplegado el equipo de Ortega un juego alegre y vistoso, superando a un rival pasivo en defensa, aprovechando sus superioridades para una ventaja de hasta cuatro goles (11-7). En la segunda parte los minutos se hicieron muy largos para un equipo que juega con nueve jugadores ante un banquillo ayer interminable --en el Natur, Masachs salió solo para lanzar penaltis--. El cansancio nubla las ideas, los ataques se hacen más cuesta arriba, los errores se multiplican y el rival aprovecha las pérdidas para correr y sentenciar a la contra. El mérito del Aragón fue hacer creer que no había tanta diferencia entre ambos.