Tres medallas de oro individuales, una más de bronce y dos metales por equipos adornan la excelsa hoja de servicios de los atletas aragoneses en el campeonato de España de campo a través celebrado el pasado domingo en Getafe. Las victorias de Pol Oriach y de Eduardo Menacho en las categorías sub-20 y sub-23 masculinas, respectivamente, y al tercer puesto de Marta Pintanel en sub-23 femenina, se completaron con la mejor guinda posible: el segundo título consecutivo de Carlos Mayo en el Nacional de cross. Una cosecha histórica que confirma el gran momento de los aragoneses.

Mayo, el gran protagonista, apenas durmió unas horas la noche posterior a la carrera. Cuesta descansar tras completar una gesta heroica. Apenas unas horas antes ni siquiera había podido caminar hasta la parada de taxis desde la escalinata del avión que le trajo de Toulon, donde se quedó a apenas cinco segundos de la mínima para lograr plaza en los próximos Juegos Olímpicos. Una ampolla le obligó a recurrir a una silla de ruedas, pero, cuando todo apuntaba a que no iba a poder acudir a la defensa del título logrado el año pasado en Zaragoza, se hizo la luz. «Pensaba que no iba a poder competir. No era capaz de andar, pero, por suerte, en la federación contamos con grandes profesionales que me recomendaron un podólogo en Madrid al que acudí nada más aterrizar».

El tratamiento funcionó y puso en pie a Mayo, pero la idea de disputar, en unas horas, una carrera en un circuito muy exigente, era impensable. «Es casi un milagro. Pensaba que no iba a poder, pero esa capacidad de sufrimiento y darse cuenta de que era un fin de semana clave y que había que darlo todo me obligaron a hacer todo lo que estaba en mi mano. Se te pasa por la cabeza renunciar, pero tenía que intentarlo». Y ganó. «Fue una carrera infernal, el campeonato de España de cross más duro de mi vida. No solo había una pared en el último tramo, sino que también era una bajada difícil en un piso que no era el mejor y en la que te jugabas el tipo. Se podría decir que casi era trail en lugar de cross, pero me adapté bien».

Mayo lo volvió a hacer. Y es optimista de cara a su llegada a Tokio. «Es que mejoré mucho mi marca y, además, la clasificación también puede lograrse en función de un ranking según marcas, lugares y puestos y, con la marca que hice, casi seguro que, si hago otra carrera con una similar, estaré en los Juegos, aunque ojalá logre la mínima para no estar pendiente de ese ranking».

A Pol Oriach, el oro en sub-20 le dejó cierto sabor agridulce. Sobre todo, porque su carrera fue «muy mala», pero también porque se vio superado por su gran rival, El Mehdi El Nabaoui, con el que mantiene un «pique sano» desde hace tiempo, aunque su adversario no contaba para el campeonato de España. «Me caí al comienzo y luego tuve flato durante toda la carrera. En la última vuelta ya no tenía fuerzas y me dejé llevar. Tenía ventaja con el tercero y no podía más», admite.

La clave

Pero, cuando peor pintaban las cosas, algo le obligó a reaccionar. «Nunca quiero retirarme de una carrera, pero si tenía intención de bajar el pistón. Estaba desmotivado por la caída y el flato, pero un entrenador de la federación estaba en una cuesta y me dijo que íbamos a quedar los primeros por equipos, y eso me motivó. Sabía que todo dependía de mí y que no podía flojear. No estaba bien pero aguanté», recuerda. La mente como la gran baza del atleta. «Creo que la cabeza es lo más importante en una carrera. Entrenar el físico es esencial, pero también ser duro psicológicamente en la carrera, porque no gana el que mejor ha entrenado sino el que mejor gestiona el sufrimiento y las dificultades».

Se diría que la conquista del oro por parte de Eduardo Menacho en sub-23 no fue tan exigente como esperaba. Y eso que al principio de la temporada habría firmado la medalla, «pero no me veía como campeón». Sin embargo, conforme se acercaba la cita, sus posibilidades crecieron. «Me vi muy bien y cuando observé la lista de inscritos supe que había opciones».

Y eso que en el tramo final de la carrera se fue al suelo. «Puede que me relajara un poco al ver que el que iba detrás estaba más lejos de lo que creía. Me asusté y tragué arena, pero me levanté rápido. Quedaban 500 metros y me puse muy nervioso, pero la distancia aún era notable».

Al cruzar la meta, Eduardo admite que «no era consciente de lo logrado», si bien pudo ser «algo más sencillo de lo esperado por mis buenas sensaciones y lo que me podía favorecer un circuito con cuestas que siempre se me han dado bien».

Paso adelante

Para él, la gran cosecha de Aragón tiene una causa principal: «Siempre ha habido mucho nivel, pero hemos dado un paso adelante en actitud y hemos reunido a corredores de mucho nivel», afirma.

El bronce de Marta Pintanel en sub-23 fue oro puro. No puede ser de otro modo al tratarse de la segunda competición de atletismo a nivel nacional de la triatleta. En su caso, el cross ejerce a modo de entrenamiento. «Me va muy bien para el triatlón en pretemporada, así que no me esperaba la tercera plaza y estoy muy contenta. Sabía que podía llegar en buen estado de forma, pero esto da sentido a todo el trabajo», asegura.

De hecho, la toma de contacto con el atletismo no quedará aquí. Marta se plantea intentar un 10.000 en pista «a ver qué tal sale» y estudia ampliar, en el futuro, su relación con las carreras. «Yo sola no podría entrenar y hacerlo en grupo se agradece».

Su éxito es el de una comunidad que brilla con luz propia en las pistas. «Lo de Aragón es brutal. Sabía que teníamos buenos atletas, pero me quedé alucinada de cómo corren».