La arbitraria e injusta expulsión de Chamarro a los cinco minutos condicionó totalmente el partido. Antonio Gonzalvo, técnico verderol, se vio obligado a situar a Raúl, que había salido como delantero centro, de defensa central. El Alavés no supo aprovechar este regalo y, aunque tuvo más el balón en su poder, no dispuso de ninguna ocasión de peligro en la primera mitad. Las únicas aproximaciones peligrosas fueron a cargo del Stadium, sin excesiva dificultad para el meta visitante.

En la reanudación pudo marcar el Alavés a los dos minutos, pero Aitor rechazó muy bien el cabezazo de Rojo. Con un Stadium conservador y un Alavés incapaz de crear jugada alguna, en una segunda parte monótona lo más destacado fueron las absurdas decisiones del colegiado, que castigaba con excesiva severidad a los locales y era más permisivo con los visitantes. Lo más interesante ocurrió en los últimos minutos, ya que en el 87, un defensor del Alavés cortó con la mano fuera del área un avance del Stadium. El colegiado consultó con su asistente y, sorprendentemente, castigó la acción con un penalti que transformó Miramón. No acabó ahí la cosa y toda la concentración que el Stadium había mostrado durante 90 minutos la perdió en una fatídica jugada en la que Roberto fue demasiado expeditivo, derribó a un visitante dentro del área y Durán marcó el penalti.