«Todavía no está todo perdido», dicen unos en Buenos Aires y en San Petesburgo. «Sí, falta perder con Nigeria», responden los escépticos con un sarcasmo que esconde el deseo contrario: clasificarse para la fase siguiente del Mundial. Argentina tiene su última bala de plata frente a un rival que conoce bien y pelea por el mismo lugar. Debe ganar y por la mayor cantidad de goles posible. En uno de los equipos juega nada menos que Leo Messi, santificado sea su nombre por estas horas durante las cuales también fue demonizado. La encrucijada no admite malentendidos.

En medio de una catarata de fake news sobre peleas, un golpe de estado al entrenador Jorge Sampaoli e intrigas políticas, los argentinos ponen en la balanza las razones por las cuales creen que se ganará. «Tenemos a Messi». La jerarquía individual del plantel es superior. Por otro lado, se piensa en que el jugador argentino tiene todavía una reserva rebelde capaz de remontar situaciones complicadas. Lo ha dicho el mismo Marcelo Bielsa.

Pero cada uno de esos argumentos encuentra una refutación. «Argentina no tiene estilo ni juego», dijo el exjugador Matías Almeyda. El estado de ánimo no es bueno. Y, además, está el factor Messi. ¿Se ha repuesto de sus frustraciones? ¿Hay solución con un equipo que no está a su medida? El festejo de su cumpleaños, convertido en acontecimiento en Rusia, los saludos de amigos como Suárez y Neymar, la llegada de su familia y su sentido de responsabilidad, podrían ser el acicate que ha faltado.

Sampaoli se negó a informar el equipo. Reconoció que el seleccionado tuvo «una semana difícil» tras caer ante Croacia pero desechó los rumores que hablan de una pérdida de autoridad. «No puedo aclarar cosas que no existen». Se lo vio demacrado. Más allá de la suma de sus errores, entre ellos no haber repetido dos veces una misma formación desde hace un año, prueba en carne propia el veneno de las redes sociales argentinas. «Perder un partido te hace sentir un delincuente». El pelado tuvo que dar igual cuenta de los rumores y negó que los jugadores le hayan impuesto el equipo. «Dialogo mucho con ellos. Lo que decimos en privado y de manera frontal no lo haré público». Confió en que con Nigeria «se escribirá una nueva historia”. Javier Mascherano, observado como la voz cantante de los jugadores disconformes, fue fotografiado junto con Sampaoli en una escena en la que parecen consensuar algo. «Vamos todos juntos unidos por ese fin…Ojalá seamos los 40 millones de argentinos pateando todos hacia el mismo arco. ¡Vamos, Argentina!», escribió en Instagram.

Ángel di María también pidió aliento y menos agresiones. Les recordó a los hinchas que debido a la presión ha ido al psicólogo. «Era demasiado». Para millones, sin embargo, todavía es poco. Se puede ser más vengativo y cruel si el equipo se queda afuera. En caso de ganar volverán las fantasías de ser campeones. Argentina debe ganar a los nigerianos y, al mismo tiempo, ver qué sucede en el Islandia-Croacia. Si el once islandés pierde o empata, Argentina se clasifica ganando. Todo se complica para la albiceleste si Islandia se lleva la victoria. Todo a partir de las 20.00 horas.