Es un privilegiado. Trabaja en el estadio Panatinaico, a la sombra de los templos dedicados a Diana, la diosa de la fertilidad y del amor, y a Apolo, el dios de la guerra. Ambas deidades eran grandes expertas en el manejo del arco y las flechas, pero quizá no tanto como Juan Carlos Holgado, uno de los tres hombres que sorprendió a toda la afición española cuando, en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, logró la medalla de oro por equipos junto a otros dos hombres, Antonio Vázquez y Alfonso Menéndez. Una medalla, totalmente inesperada para todos, menos para ellos tres, que hizo saltar de alegría al rey Juan Carlos y que convirtió a partir de entonces al monarca en talismán: final a la que acudía, final en la que un deportista español conseguía arañar una medalla.

Holgado, desde Atenas, recuerda con cariño ésta y otras muchas anécdotas de aquel oro histórico. Pero no se deja llevar por la nostalgia. El cacereño de 36 años, nueve de los cuales los pasó en Nuremberg, ha hecho de todo en el mundo del tiro con arco. Ha sido tirador, técnico, entrenador y, ahora, organizador. Pero, por encima de todo, es campeón olímpico, lo que le ha abierto todas las puertas en Grecia, la meca del olimpismo.

"Como campeón olímpico, me respetan mucho. Aquí tienen una admiración especial por ellos, tienen una gran tradición y un gran culto a la antigüedad. Admiran el esfuerzo, la constancia y el talento que hace falta para ganar en unos Juegos", explica el arquero, que dirigirá las pruebas olímpicas durante los Juegos de Atenas. Como técnico de la federación internacional, fue requerido en el mayo del año pasado para colaborar en las pruebas preolímpicas, y ya se ha quedado en la capital griega.

Su estatus de campeón le facilitó las cosas. Le consiguieron enseguida un teléfono móvil y un aparcamiento en la sede del comité organizador, y le ayudaron a encontrar un apartamento por 450 euros al mes, cuando lo habitual es pagar entre 600 y 800. El ha correspondido a tanta generosidad. Pese a la tradición mítica, el tiro con arco no está extendido en Grecia, donde apenas hay 250 practicantes federados.

En los poco más de 14 meses que lleva en Atenas, Holgado ha intentado difundir el deporte y sus secretos al menos entre los técnicos y voluntarios que colaborarán con él en el Panatinaico, el monumental estadio de mármol que acogerá el torneo olímpico ante 8.000 personas, un aforo extraordinario para este deporte.

Holgado, uno de los dos únicos españoles que trabajan en el comité organizador (el otro es Antonio Fernández Arimany, que trata con los comités olímpicos suramericanos), es de los convencidos de que los Juegos de Atenas serán un éxito. "A la griega, pero un éxito", asegura. "Siempre rozan el límite. Parece que no van a llegar a tiempo, pero siempre acaban las obras, seguro".