No está, ni sabemos, aunque ya lo intuimos, cuando volverá. No corre, no gana, no impone y, sin embargo, fue el protagonista del Mundial-2020 de MotoGP, cuyo título heredó el mallorquín Joan Mir (Suzuki), y vuelve a ser, lo siento (o no), el artífice de la primera conferencia de prensa del Mundial-2021, precisamente porque todo el mundo lo esperaba y, sin embargo, los médicos, sus médicos, le han pedido que tenga paciencia, que no corra, él que lo hace todo a 350 kilómetros por hora.

Sí, Marc Márquez Alentá, al que ya se le ha visto, en el Circuit de Cataluña y en el precioso trazado de Portimao (Portugal) volver a rozar el asfalto con el codo, la rodilla y hasta el culo, montado en una RC213V-S, réplica de Honda, fue el hombre, el piloto, el maestro, el extraterrestre que facilitó (con su ausencia) que Mir estallase y que, durante el último campeonato, se produjese lo nunca visto: nueve vencedores distintos.

El Mundial-2020, que arrancó ayer en el nocturno e incierto, por diferente, circuito de Losail (Doha, Catar), sigue teniendo como máxima atracción, como duda, como incertidumbre y, quien sabe, si como factor decisivo, el momento en que ‘Magic’ Marc reaparezca. Todos, desde los ingenieros hasta los propios compañeros de parrilla del catalán, saben que con Márquez en pista cambia todo, especialmente, el ritmo y el podio: de los 55 grandes premios anteriores a su lesión, Marc ganó 27 y se subió al ‘cajón’ en ¡44 ocasiones!

Desencanto en la parrilla

“Lo vi en el hotel de Doha cuando vino a vacunarse como todos nosotros y me pareció que estaba muy bien, por eso me ha extrañado no verle en la primera carrera”, comenta Mir, que asegura que el regreso de Márquez “será muy importante para el Mundial y para todos nosotros. Yo, desde luego, tengo unas ganas enormes de medirme a él y tratar de ganar carreras con él en la pista”. “A Marc no hay que enseñarle nada, desde luego. Marc es quien mejor sabe lo duro que es esto y lo mucho que cuesta llegar y mantenerse. Sabe que no es lo mismo entrenar que batirse en duelo con la actual parrilla de MotoGP, es por ello que hace bien en hacer caso de sus doctores”, comenta el australiano Jack Miller (Ducati).

“Marc ha sido quien ha llevado MotoGP a niveles increíbles, estratosféricos y, por tanto, sabe que para volver tiene que estar tan fuerte como estaba antes de su lesión”, señala el francés Fabio Quartararo (Yamaha), el ‘Diablo’ que más ha sufrido el dominio de MM93. “Yo estoy convencido de que el día que Márquez regrese será competitivo desde ¡ya!”, asegura Valentino Rossi, de 42 años y en su temporada nº 26.

“El mejor campeonato del mundo no se entiende sin tener al mejor piloto del mundo, así que este Mundial necesita tener a Marc en pista cuanto antes”, explica Aleix Espargaró, rejuvenecido gracias a una poderosa y nueva Aprilia. “Todos sabemos las ganas que tiene Marc de volver, pero él es el primero que debe medir sus pasos, pues no lo ha pasado nada bien durante meses”.

La ilusión de 'Polyccio'

“Yo soy de los que necesito que vuelva Marc, sí, lo necesito a mi lado para aprender, para mejorar, para crecer y, tal vez, para que me derrote, pues sé que con él en pista seré mejor”, añade su Pol Espargaró, nuevo compañero de Márquez en el equipo Repsol Honda. “Todo el mundo sabe que Marc nos hace mejores a todos, porque nos obliga a sacar lo mejor de cada uno de nosotros para intentar ganarle. Y, en mi caso concreto, él es quien mejor conoce esta moto y Honda le necesita para mejorarla”.

Es lo que ocurre con los fenómenos. Era, sin duda, lo que ocurría, en su momento, con Valentino Rossi, que, casi sin quererlo o queriéndolo, hacía que el mundo de las dos ruedas girase a su alrededor. En el caso de Márquez sucede, incluso sin estar. O, precisamente, todo está agitado, equilibrado, disperso, repartido porque no está. No deja de ser curioso que los dos más grandes estén jugando papeles muy diversos. Márquez, a punto de regresar, y el ‘Doctor’, a punto de irse “aunque no sabré, hasta mediados de agosto, vistos los resultados que haya conseguido, si éste será o no mi año de despedida”. Lo que sí sabemos es que ‘Vale’ quiere ser padre, lo que dice mucho de su estado anímico.

Y es que no deja de ser curioso que muchos, varios, entre ellos el flamante nuevo campeón Joan Mir (1 de septiembre de 1997) no había nacido, ni existía como proyecto, cuando Rossi debutó en el Mundial, el 31 de marzo de 1996, en Sepang (Malasia). Desde aquel día, Rossi lo ha sido todo, desde nueve veces campeón del mundo a ganador de 115 grandes premios. Eso sí, el último hace ya 58 carreras, en Assen (Holanda), en junio del 2017, demasiada espera para alguien tan bueno como el rey de Tavullia, ahora ya más padrino de futuros campeones que candidato a su décimo cetro, el mismo que lleva persiguiendo desde hace 10 años.

La reaparición de MM93

Ha sido, precisamente, Rossi, poco amigo de Márquez, quien ha hecho saber al campeón catalán que nada será igual en su regreso, lo que no significa, desde luego, que el ‘Doctor’ tenga razón. “Digo que nada será igual”, señala Rossi, “porque las nuevas generaciones ya han demostrado que no le temen a nadie y, por supuesto, que no le tienen miedo a Márquez”. Rossi lo dice, sin duda, habiendo sufrido esa falta de respeto, de miedo, la fuerza de las nuevas generaciones (y del propio Marc Márquez, claro), en sus propias carnes. Pero, pese a la lesión, sus tres intervenciones quirúrgicas, su larga y dura rehabilitación, todo el mundo está convencido de que cuando Márquez regrese lo hará con la misma pasión y riesgo de siempre.

“No vuelvo para hacer el séptimo, desde luego, ni vuelvo para tenerle miedo a la pista”, ha comentado Márquez, ya en su recta final de la recuperación, pendiente de una nueva revisión médica, el próximo 12 de abril, que le proporcionará la posibilidad de reaparecer en el GP de Portugal, en Portimao, al siguiente fin de semana. “Le dije a los médicos que no me dejasen volver a correr si mi brazo derecho no era capaz de soportar una nueva caída”. Y ya le han dejado. Ya se ha probado a 300 kms/h.

“Andar, anda bien, no se le ha olvidado ir en moto, no”, comenta Alberto Puig, su jefe en el ‘team’ Repsol Honda. “El motivo real de que no esté en Catar no es que no esté listo para correr en moto sino que los médicos quieren asegurarse de que ha pasado el tiempo adecuado, desde la última operación, para volver. Tanto en Barcelona como en Portimao, las sensaciones fueron buenas, iba rápido, pero los médicos recomendaron esperar un poco más para reducir al máximo el estrés que provoca en los pilotos su participación en dos grandes premios, que, además, son seguidos”.

¿Y si gana Aleix Espargaró?

Es evidente que, sin MM93 en la pista, el gran favorito sigue siendo el campeón, el nº 1 actual, Joan Mir y su impecable Suzuki, ésa que “funciona bien en todos los circuitos desde el primer día”, como señala, orgulloso, su dueño. Y, después de Mir, están las Yamaha de Fabio Quartararo y Maverick Viñales, siempre delante cuando no se trata del domingo de gran premio. Y, claro, también la de Franco Morbidelli, el alumno aventajado de Rossi, que ganó dos de los últimos cuatro GP del 2020. Y, sí, también, la impresionante Ducati de Jack Miller, ese que vuela por encima de los 350 kms/h.

Y, sí, por qué no, la terrible Honda de Pol Espargaró, que se niega a considerar la RC213V una moto salvaje. “Vamos a empezar a olvidar eso de que la Honda es una moto imposible de pilotar. No es, desde luego, la moto más fácil que he pilotado, pero tampoco la más dura o difícil. Si te ajustas a lo que te pide, vuelas con ella. Solo puedo decir una cosa: voy a salir a por todas”. Y, sobre todo, después de los primeros entrenamientos de hoy, en Losail, por qué no pensar en el mayor de los Espargaró, de 31 años, que ya se merece llevarse una auténtica alegría y no solo en modo 'cajón', podio, sino, incluso, victoria con su nueva Aprilia.

Pronto, esa moto volverá a estar en manos de su creador. Y, como dice David Tardozzi, uno de los jefes de Ducati, “todo empezará a cambiar”.