Se marchó Luis Enrique silbando de la moderna sala de prensa del Juventus Stadium, el búnker que ha construido la Vechia Signora lejos del centro del Turín. Un búnker indestructible donde no ha perdido un partido europeo en los cuatro últimos años, incapaces, además, los rivales de asomarse al salón de casa de Buffon. Pero llega el tridente azulgrana, algo más que tres delanteros de talla mundial reunidos, casi por conjunción astral, bajo una misma camiseta. Messi, Neymar y Suárez forman ya una célebre marca, obligados a estar siempre a la altura de lo que reclama tan prestigioso nombre.

Puestos a resumir el duelo de esta noche, parece simple. Por un lado, juega quizá la mejor defensa de Europa. Y por el otro, juega quizá el mejor ataque del mundo. Dos mundos en torno a un balón. La Juve, cansada de perder finales de Champions (hasta cuatro lleva en los últimos 21 años), y el Barça de Leo, hegemónico no por lo que ha ganado (cuatro Copas de Europa desde el 2006) sino por cómo ha impuesto su jerarquía. «El Barça es aún el equipo más fuerte», proclamó Allegri, quien no quiere quedarse en la nostálgica orilla de la final perdida en Berlín. «La Juve tiene unos números espectaculares, a la altura de su historia», pregonó Luis Enrique. «Para ganar, tenemos que jugar bien».

Se marchó el técnico asturiano silbando de las entrañas de Turín, cansado de que le preguntaran por la inesperada caída liguera en Málaga («no afectará al equipo»), de las constantes polémicas arbitrales, alzando con energía la voz para proteger a André Gomes, considerado la oveja negra. Allegri, en cambio, concluyó su rueda de prensa con un emotivo recuerdo hacia Giuseppe Rossi, el delantero del Celta que ha sufrido su cuarta grave lesión en la rodilla. «Ellos tienen el tridente, son tres jugadores que te garantizan goles», aseguró el técnico de la Juventus, anunciando, eso sí, que él también saldrá con los cuatro mosqueteros: Higuaín Dybala, Mandzukic y Cuadrado.

«Messi sigue siendo el número uno del mundo, hace tantos años que lo es... Pero Dybala está creciendo a pasos agigantados y creo que con Neymar podrían ser los dos jugadores más buenos en un futuro inmediato», precisó. Pero el futuro es esta noche. No hay más. El Barça, redimido con una actuación sublime, casi irreal, superando con un insólito 6-1 el caótico 4-0 de París, no puede regresar a Europa con aire depresivo. «Aquel partido demostró que en el fútbol no hay nada imposible», dijo el entrenador de la Juventus, quien reclama, sobre todo, «no encajar un gol» en Turín.

SOLO DOS DE BERLÍN / La Juve, que solo tiene a Buffon y Bonucci como supervivientes de la final de Berlín, vive feliz defendiéndose; el Barça, que alineará a nueve titulares que fueron campeones de Europa hace dos años, no se reconoce cuando no tiene el balón. «Debemos tener muy claro en la cabeza que podemos eliminar al Barça. Si no estaremos derrotados», advirtió Allegri. «Ellos te conceden espacios atrás, debemos golpear esos puntos débiles en su defensa», añadió.

Luis Enrique coincide con su colega. «Tenemos que hacer un gran partido, pero superar a un rival de esta magnitud va a ser difícil. Tenemos que estar acertados en las dos áreas». Va a ser, en realidad, un partido de jugadores, que no de técnicos, supeditados ambos al talento que irradian sus estrellas. Hay noches donde las pizarras solo sirven al inicio. El Barça, sin la mirada equilibrada de Busquets, necesita disfrutar de la mejor versión del tridente para derrocar el búnker.