No pierde el Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López desde que se llevó el botín de la isla hace más de un año, el 4 de enero del 2016, el Alcorcón. No es fácil ganar en el feudo del conjunto chicharrero, nada fácil, aunque no es menos cierto que en la historia reciente se le da bastante bien al Zaragoza, que ha salido con resultados positivos de ese estadio con muchísima frecuencia. El equipo de Raúl Agné, que visita la que fue su casa hasta el comienzo de la temporada pasada, necesita una victoria de marcado carácter terapéutico. Es decir, asaltar el campo isleño en el último partido de la primera vuelta para rearmarse de moral y aumentar el optimismo tras el varapalo ante el Girona en el primer encuentro del 2017.

No fue una derrota cualquiera la cosechada ante el conjunto catalán. Resultó todo un jarro de agua fría porque evidenció la distancia con el enemigo y supuso un frenazo a los dos triunfos, algo afortunados, eso sí, que trajeron tranquilidad antes del parón navideño, frente al Rayo y al Oviedo. La sensación en el club, en Agné y en la afición es que el Zaragoza tiene el ascenso directo a demasiada distancia, más que numérica, que también, de sensaciones, de regularidad y competitividad, y que, aunque queda mucha Liga, está más para pelear por la promoción, para lo que por cierto tendrá que mejorar los actuales guarismos. Si gana hoy llegará al ecuador de la competición con 30 puntos y la historia reciente deja claro que, para atrapar plaza de playoff con el actual formato, hay que superar la barrera de los 60 puntos.

El Tenerife, con los mismos puntos que el Zaragoza y dos posiciones por delante, es un rival directísimo en esa batalla, una pelea por los cuatro billetes de promoción donde hay muchos compañeros de viaje y de lucha. Asaltar el Heliodoro, lograr que hinque la rodilla el equipo que dirige Pep Lluís Martí, quien sustituyó en ese banquillo a Agné, sería un paso de enorme valor y daría continuidad al primer triunfo viajero logrado por el Zaragoza en este curso, el conquistado en Vallecas. Es sabido que el equipo zaragocista es poco fiable en sus desplazamientos y necesita mejorar mucho sus números y sus prestaciones para no estar tan expuesto a errores en casa como el cometido con el Girona.

Agné pierde para el partido a Cani, por sanción, y a José Enrique, lesionado, dos ausencias muy importantes, por fútbol y por peso en el equipo. El técnico recupera a Marcelo Silva y tiene la duda por gripe de Irureta, al que de manera tan encendida defendió y al que puso ante el Girona tras sufrir una gastroenteritis. Casado, de prestaciones siempre bajas, o reubicar a Cabrera en el lateral son las opciones para suplir a José Enrique. Parece que será la primera. Dongou y Xumetra apuntan a volver al once y Raí, repleto de juventud y talento, fue llamado a filas.

BLOQUE Y TALENTO / El Tenerife no ha perdido en casa en esta Liga, con cuatro victorias y seis empates. Ha dejado escapar puntos (12) en su feudo, pero no es sencillo ganar allí. Martí ha construido un bloque fiable atrás y con cierto talento arriba, donde Aarón Ñíguez, Suso o Amath poseen calidad y peligro. Además, el Choco Lozano ya ha superado una larga lesión para aumentar el arsenal.

Necesitará el Zaragoza una versión más fiable que la que ofreció en la segunda parte ante el Girona para asaltar el suelo isleño y le urge ganar para que, en medio del mercado de fichajes de enero y con un punta y un centrocampista aún por llegar, no aumenten los nervios y los fantasmas, que se disparan con facilidad a poco que vienen mal dadas. Y en el Zaragoza suele suceder con frecuencia en esta terrible andadura por Segunda de la que no encuentra por ahora la luz de salida.