Javier Moracho, el mejor atleta aragonés de la historia, tiene una continuadora en su saga familiar. Ana tiene 17 años y es una de las mejores juveniles de España. Como no podía ser de otra manera, la atleta con ficha con el Universitari de Barcelona es, como lo fue su padre, una consumada especialista en las vallas altas en España.

La segunda hija del olímpico en los 110 vallas de Moscú, Los Angeles y Seúl y todavía plusmarquista nacional en los 110 (13.42) y los 60 vallas (7.60), ya ha sido bronce en los Nacionales de su edad del 2003 y el 2004. "En el último Campeonato de España que se celebró en San Sebastián, le colgué el bronce en el podio", explica orgulloso su padre. "Fue la primera hasta la tercera valla. Después ganó su rival con cierta facilidad".

Como el montisonense, Ana tiene una gran salida. "Mi punto fuerte son los primeros metros y tengo bastante potencia, aunque debo mejorar la técnica". Su primera chapa fue en Zaragoza, en el Nacional indoor. "Esa carrera se juzgó en la foto finish", recuerda la atleta del Universitari. Como a su padre, la prepara el veterano Jaime Enciso. "Es muy competitiva y no se relaja en las pruebas más importantes", afirma el oscense.

Los consejos

Moracho dice que no influyó para nada en la elección de Ana por las vallas. Aunque pocos le creen. "No he influído para que elija esta modalidad". Ana ha recibido consejos de su padre. "Me ha enseñado a colocarme en la salida".

Ana Moracho comenzó a practicar deporte a los nueve años. "La apunté en la escuela catalana de tenis. Pero no le gustaba y el día que mejor se lo pasaba era el que hacía preparación y no jugaba a tenis". Ana da la razón a su padre. "El tenis es un deporte un poco parado", confiesa la catalana.

En la casa de Javier Moracho se respira deporte por los cuatro costados. "Es nuestra filosofía", explica. "El fin de semana todo el mundo en mi casa hace deporte. Y para comer, no puede haber otra cosa que pasta". Araceli, la esposa de Moracho, es profesora de educación física y su hija Nadia, también practicó atletismo. "Pero no tenía aliciente con la competición. Pasaba por la tribuna en el 200 y nos saludaba", explica el montisonense.

Ana es realista y tiene los pies en el suelo. "No pienso en ser una figura del atletismo. Todo se verá sobre la marcha". Lo priotario en "mi casa son los estudios". Javier afirma que "Ana sabe que lo primero son los estudios. Esto le valdrá para toda la vida y el atletismo, no", apunta el olímpico.