Rusia cuenta atrás con la veteranía del meta Akinfeev (32 años, 109 internacionalidades), el central Ignashevich (38 años, 125) y el lateral zurdo Zhirkov (34 años, 86), los tres supervivientes de las semifinales de la Eurocopa del 2008. Arriba, destacan el talento de Smolov y Dzyuba, pero la estrella indiscutible está en el medio. Alekxandr Golovin (Kaltán, 22 años) es un fantástico jugador que ya ha despertado el interés europeos, como el Barça y la Juve, que planea pagar 30 millones.

Su clarividencia, trabajo y llegada serían ideales para reforzar la posición de interior en el club azulgrana, especialmente tras la marcha de Iniesta. Pese a su juventud, el centrocampista ya había demostrado su calidad en el CSKA de Moscú. En la inauguración ante Arabia, con golazo incluido, acabó de destaparse. Reservado por Cherchesov ante Uruguay, suma un tanto y dos asistencias. Llegará fresco ante España. «Es muy bueno y está preparado para dar el salto a un gran club. Tanto psicológica como físicamente. Ya lo demostró al enfrentarse al Manchester United o al Arsenal esta temporada», dice Onopko.

Golovin no solo genera, sino que defiende y presiona. En 180 minutos, este siberiano introvertido que creció con el balón entre la nieve y las minas de carbón, acumuló 25 kilómetros en su piernas, la mayor distancia de su selección. Suma 21 partidos internacionales y todo el juego pasa por sus botas. Se ofrece siempre en corto, es especialista en iniciar las transiciones rápidas. Tiene un guante en su pie derecho.